sábado, 10 de octubre de 2009

DOMENECH SÁEZ José (1850-1913)

http://www.pfizer.es/para/profesionales_sanitarios/noticia/colegio_medicos_almeria_pfizer_recuperan_parte_historia_medicina_almeria.htmlhttp://jagarciaramosmedico.blogspot.com/search/label/JOS%C3%89%20DOM%C3%89NECH%20S%C3%81EZ
ESTUDIO PRELIMINAR A LA MEMORIA MÉDICO-TOPOGRÁFICA DE LA CIUDAD DE CUEVAS EN LA PROVINCIA DE ALMERÍA (1880)

POR http://jagarciaramosmedico.blogspot.com/2009/11/historia-de-los-medicos-y-cirujanos-del.html

JOSÉ ANTONIO GARCÍA RAMOS
de la Sociedad Española de Historia dela Medicina


“Descubrir las cosas ignoradas y que después de descubiertas producen algún bien o concluir las que estuviesen a medio hacer; tal es la obra de la inteligencia”. ( Hipócrates. Artes")






1. - INTRODUCCIÓN

El estudio de la vida y la obra del médico almeriense José Doménech Sáez (Ocaña-1850-Almería-1913), autor de la Memoria médico-topográfica de la ciudad de Cuevas, en la provincia de Almería. (Almería 1880), dentro del ámbito historiográfico médico en general y del almeriense en particular, resulta de cierta importancia por varios motivos:
En primer lugar supone una aportación a la historia de la medicina de Almería cuyo estado (de la cuestión) habría de calificar de pobre por cuanto las aportaciones a este campo hasta hoy son algo escasas. La historia de la Medicina almeriense ha sido algo olvidada o casi inédita dado que, hasta la última década del siglo XX en la que aparecen las obras de: GÓMEZ DIAZ, Donato: (1993): Bajo el signo del cólera, y otros temas sobre Morbilidad, Higiene y salubridad en la Vida Económica almeriense, 1348-1910. ; GÓMEZ RUIZ, Trino(1997): El Hospital de Santa Maria Magdalena y la casa de Expósitos de Almería; GARCÍA RAMOS, José Antonio(1998): Médicos almerienses (siglos XVI al XVIII) MARÍN MARTÍNEZ, Porfirio: (2001): El Colegio de médicos de Almería en su centenario (1901-2001. Almería. (Aunque ya el Padre Tapia se había adelantado a la cuestión cuando publica en 1980 su libro: Los Baños de Sierra Alhamilla), prácticamente no se había escrito nada sobre este tema en lo que a libros se refiere. Los artículos al respecto son también relativamente escasos(menos de veinte) y de desigual contenido.
En segundo lugar, supone y estudiar para dar a conocer una de las muy pocas obras médicas (he localizado ocho) editadas en Almería durante todo el siglo XIX. Solo conozco las de Solsona , Rodríguez Carreño , Molina Capel , Espinosa Díaz , Gómez Orland dos de Vicente Juan Esteban y Blanes y la de Fernández Palacios (conferencia-folleto) Es curioso como entre todas las obras citadas (obras médicas editadas en Almería en el siglo XIX) no suman ni mil páginas. Este es el “volumen” de toda la producción científica editada en libros durante todo el siglo XIX en nuestra capital y provincia.
Tercero: Aportar la biografía de José Doménech Sáez (1850-1913), un médico e intelectual modelo de esa “generación de sabios” nacidos en torno a 1850, que desarrollan su labor en el último tercio del siglo XIX y primeros años del siglo XX. Este médico, en cierto modo, cumple la mayor parte de las características de los de su generación, o cierto paralelismo, con el grupo de médicos de la “generación de Cajal”: ideas progresistas, vinculación al republicanismo, afección al positivismo naturalista (y las relaciones entre ciencia, religión y filosofía), al materialismo como base general del conocimiento de la realidad, al progresismo en política, preocupación por temas de higiene pública, del trabajo y la investigación microscópica, denuncia sobre insalubridad de los pueblos, preocupación científica mas allá de la mera práctica etc) .Su trayectoria profesional coincide con la “aparición en nuestro país por primera vez, de una ideología que intenta fundamentar todos sus puntos de vista en la ciencia positiva, prescindiendo de las bases tradicionales”
Cuarto: Aportar a través de un documento histórico de primer orden: la Memoria médico-topográfica de la Ciudad de Cuevas en la Provincia de Almería(1880) informaciones valiosas y un nutrido caudal de datos sobre el estado de la medicina, de la cultura, de la sociedad y de la ciencia, que hacia 1870-80, se desarrolla en un ambiente rural específico y especial de la Almería del siglo XIX (Cuevas de Almanzora en la séptima década del siglo XIX) condicionado por un excesivo crecimiento poblacional debido al auge de la minería. La citada obra brinda en particular, uno de los pocos testimonios médicos acerca del proletariado obrero e industrial almeriense, que obliga a su autor a denunciar la aparición de varias enfermedades propias de los mineros y las malas condiciones higiénicas de ese duro trabajo.
Quinto: Ofrecer datos y consideraciones históricas sobre el panorama medico, científico, social y cultural de una ciudad de provincias de mediano tamaño (Almería capital) en el último tercio del siglo XIX, dado que Doménech Sáez trabaja más de un lustro en Cuevas y desde 1881 colabora activamente en los foros culturales, científicos y médicos, de moda entonces en la capital almeriense, ejerciendo en ésta ciudad mas de treinta años, hasta su muerte en 1913.
Sexto: aportar para la historia local de Cuevas, el ambiente socioeconómico que se vive en 1879 y años anteriores, y sacar a la luz algunos datos menos conocidos de este periodo histórico.
Y séptimo: el estudio y comentarios al curioso apéndice del que pudo ser el esbozo de una Topografía Médica sobre Almería capital titulada: “Ligeros apuntes para la topografía físico-médica de Almería” que se publicó en La Voz Médica, año II: Marzo de 1885,nº 15.pp.459-463



2. - LAS TOPOGRAFÍAS MÉDICAS

En el fundamental, reciente y muy bien documentado estudio de Casco Solís sobre este tema, se dice: “Las Topografías Médicas constituyen la principal aportación bibliográfica de la medicina rural española a la Sanidad Pública. Son representantes cualificados de la línea de pensamiento médico que presta una detenida atención a los aspectos ambientales y sociales, en los procesos que afectan a la salud de las personas y de las comunidades. Son, por ello, un claro exponente de la mentalidad médica y socio-cultural de su respectivo tiempo. De ahí su interés histórico” . Las Topografías Médicas serian para este meritorio autor “exposiciones descriptivas o estudios de lugares geográficos concretos y de sus poblaciones, que se acometen desde una perspectiva higiénico-sanitaria. Y que abarcan por regla general, la descripción física del punto -situación, suelo, clima, hidrografía- y la del entorno biológico (flora y fauna); antecedentes históricos, el temperamento físico y el carácter moral de sus habitantes, las costumbres, condiciones de vida, movimientos demográficos, patologías dominantes y la distribución de las enfermedades. Y todo ello, planteado con el fin de promover medidas para prevenirlas y remedios para tratarlas y mejorar el estado de salud de los individuos”.
Desde los anteriores puntos de vista la “Memoria médico-topográfica..”(1880) de Doménech Sáez, cumpliría aquellos preceptos y características mas arriba señalados y aun algunos más, con un soporte de originalidad ciertamente reseñables como veremos a la hora de analizar la obra.
La producción de Topografías Médicas se ha desarrollado fundamentalmente en España, a lo largo de dos siglos: desde los años centrales de siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. Este caudal de conocimientos ha constituido una de la más copiosa aportación realizada al conjunto del movimiento higiénico-sanitario de nuestro país. Su contribución ha sido evaluada, cuantitativamente, como la cuarta parte de la producción bibliográfica global de las obras publicadas sobre Higiene, entre 1.800 y 1936 (Casco Solís).
Las topografías médicas que tienen su origen en las concepciones ambientalistas del siglo XVIII durante la Ilustración y un auge en el XIX y principios del siglo XX tienen su decadencia total a mediados del siglo XX por diversos motivos: el cambio de concepto de salud (revolución bacteriológica ), el rápido desarrollo de las ciencias naturales, (pasan a ser los geógrafos quienes se ocupan del medio físico y su influencia en los seres humanos) el auge y desarrollo de la Seguridad Social, con un gran caudal de dinero público empleado en el tratamiento médico de la enfermedad (y poco en su prevención). Fueron desapareciendo por estas razones las publicaciones de éstas obras topográfico-médicas a mediados del siglo XX (por los años sesenta). El papel de estas topografías es el equivalente a los estudios actuales socio-sanitarios de las zonas, áreas o distritos sanitarios.
Da la casualidad que la producción editorial científico-médica de Almería, que durante el siglo XIX se reduce tan solo a ocho obras médicas editadas en nuestra capital y una en nuestra provincia. Seis de ellas pueden encuadrarse dentro de las obras que cumplen los preceptos mas arriba mencionados como propios de lo que es una “Topografía médica”. Por tanto, de la producción bibliográfica global en cuanto a libros se refiere (las ocho obras médicas localizadas publicadas en Almería en el siglo XIX), seis, esto es el 75%, correspondería a obras pertenecientes al campo de las ”topografías médicas”.
Las topografías medicas en el siglo XIX son obras que dentro de la producción científica española son relativamente abundantes por las razones que expone Urteaga y en especial por el impulso que las sociedades científicas proporcionan a los médicos para que sena escritas, bajo la promesa de ser nombrados socios corresponsales de dichas corporaciones. Dentro de la historiografía médica española, Almería solo aporta ocho títulos. Seis de ellos serian topografías mas o menos conformadas,
El número de topografías medicas contabilizadas para el siglo XIX por Urteaga (1980) es de 112, y por Casco Solís de 145.Tres de ellas (mencionadas por estos autores) son almerienses (Rodríguez Carreño, Doménech Sáez y Vicente Juan Esteban Blanes).

3. -EL AUTOR: VIDA Y OBRA DE
DON JOSÉ DOMENECH SAEZ (1850-1913)

A)Vida

Nace en Ocaña, provincia de Almería en 1850. Hijo de José Doménech García (que en 1875 ya había muerto) natural de Serón y de Rosa Sáez Jover, natural de Almería. Era hermano del que fuera también médico Francisco Doménech Sáez
Cursó los estudios de bachiller en el Instituto de Segunda Enseñanza de la Provincia de Almería desde 1861 a 1866 . Alcanza en todos la calificación de“Mediano”, obteniendo mediante tres ejercicios el grado de Bachiller en Artes el 14 de junio de 1866, con la calificación de aprobado. Con fecha de 30 de marzo de 1867, se le expidió el título de bachiller.
Desde 1866 a 1872, estudia Medicina en Granada, donde cursa la mayor parte de su licenciatura pasando luego a Madrid para terminar la carrera. En Madrid solo cursa tres asignaturas. Obtuvo el título de Licenciado en Medicina por la Universidad de Madrid el 28 de octubre de 1872 siéndole expedido dicho título el 13 de enero de 1873.
Como flamante médico y recién acabada la carrera pasa a ejercer a Cuevas de Almanzora como puede verse en su artículo “De la toracocentesis” donde expone el primer caso en el que aplica este procedimiento curativo sobre una niña de Cuevas en “el invierno de 1874”exponiendo en el mismo artículo y en otro titulado ”Del agua fría”. (este publicado en 1879 también) otros casos de sus experiencias y su enorme actividad profesional como médico desde 1875 a 1878, y sobre todo pueden deducirse sus experiencias como ejerciente en Cuevas y otros datos biográficos en las diversas páginas de su “Memoria Médico-Topográfica”terminada de escribir a en septiembre de 1879. De esta obra pueden obtenerse también datos de diversas facetas biográficas sobre del periodo en que ejerce en Cuevas.
Es citado por Molina Sánchez como médico forense .Si no lo fue, al menos sí practicaba autopsias judiciales en Cuevas. Así se afirma en un párrafo de su Memoria, cuando dice: “que esto no tan solo lo hemos observado en la clínica; sino también en las autopsias judiciales que hemos practicado... ”.
El ambiente social que se encuentra el reciente doctor Doménech en Cuevas al llegar en 1874, es el de una localidad que hacia mediados de siglo ha experimentado un enorme incremento de población, con gentes venidas de distintos lugares de España para trabajar en las minas. Este importante crecimiento de la población proporciona al pueblo un auge económico nunca conocido. Es un ambiente mezcla de opulenta prosperidad en unos pocos, y de pobreza en muchos Entre sus habitantes hay una desigualdad social exagerada, pues mientras la clase alta (accionistas o propietarios de minas y terratenientes) llevan una vida opulenta, la población pobre que era numerosísima (mineros y obreros del campo) trabajan en condiciones precarias con jornadas de sol a sol y salarios de miseria.
El ambiente sanitario era el propio de un pueblo grande condicionado por un excesivo número de habitantes y abundancia de gentes dedicadas a la minería y a la industria. El joven Doctor Doménech se desenvuelve bien en un ambiente sanitario activo, variado y complejo.
Las condiciones laborales de los médicos no eran muy boyantes que dijéramos.
El mismo Doménech afirma en La Voz Médica (artículo “Biografía”), al referirse a un cirujano muerto en Cuevas en 1885: Don Esteban Juan y Blanes, que las necrológicas no debían de estar reservadas solo a las celebridades médicas de las grandes ciudades que tendrían a su alcance toda la prensa, academias y ateneos donde expresar su portentoso ingenio o el resultado de sus descubrimientos ó invenciones. Pero los médicos rurales

es de todos sabido que apartados de la bulliciosa vida propia de los grandes centros de población completamente ignorados de todos, y haciendo una vida tan modesta, que al relatarla parecería exagerada, hay en nuestra patria notabilidades científicas, que desde un pequeño y miserable pueblo, que apenas si les produce otra cosa mas que disgustos siguen paso a paso el creciente desarrollo de la ciencia, y trabajan incesantemente con noble celo a fin de cooperar con su modesto óbolo al progresivo perfeccionamiento delos conocimientos humanos.

En Cuevas, por este tiempo, hay un considerable número de profesionales sanitarios algunos establecidos en la localidad al amparo de una próspera situación económica.
La plantilla de profesionales sanitarios de Cuevas en estos momentos estaba formada por: cuatro médicos titulares, dos médicos libres, un médico que se ocupa del Hospital del Jaroso, un oculista y un cirujano dentista . Estas dos últimas especialidades eran atendidas, además, por médicos venidos de fuera que ejercían en Cuevas largas temporadas. Contaba la localidad, además, con dos hospitales: uno en el del casco urbano creado en 1870 que dependía del Ayuntamiento y el del Jaroso en el centro de Sierra Almagrera que contaba con un médico fijo y era atendido por las Hermanas de la Caridad. Este último hospital, que fue creado primeramente en 1874 como consultorio de primeros auxilios, no comienza a funcionar como hospital autónomo hasta 1879 y se sostenía con aportaciones de las empresas mineras y de los propios trabajadores de las minas; aportaciones que en principio eran aleatorias hasta que en 1884 se decide que cada obrero aporte cinco céntimos por jornal cobrado y las empresas la misma cantidad por jornal pagado. Pero en este ambiente algo difícil, José Doménech Sáez, se preocupa todavía con el entusiasmo propio del recientemente licenciado aún bajo la influencia de sus maestros. El hospital en el que por su situación y excelentes condiciones de salubridad se llevan a cabo con éxito

la mayoría inmensa de las operaciones que en él se practican tengan un éxito feliz en todas las estaciones, por no presentar las temidas complicaciones que en otras localidades se suelen presentar (De la Memoria... p.27)


El Hospital de la Caridad de nuestra señora del Carmen en
Cuevas de Almanzora

El ambiente científico en Cuevas no era en nada pobre en aquellos momentos, como podría pensarse para una localidad de una provincia aislada geográficamente; era por el contrario muy rico y hasta exuberante, debido que a la llamada de las minas habían acudido a Cuevas cantidad de ingenieros, geólogos, químicos (“inteligentes ingenieros, eminentes químicos y sabios geólogos” ) y otros científicos, que darían a esta ciudad minera un entorno propicio para el máximo nivel educativo a pesar de que las comunicaciones con el resto de España en aquel tiempo eran pésimas.
El ambiente cultural de Cuevas en estos años de ejercicio de Doménech era un ambiente excelente, dinamizado y arrastrado por el auge de un clima científico pujante. Por esta época comienza la redacción y publicación semanal del periódico “El Minero de Almagrera” a cuyo alrededor y en su redacción participan todas “las personas doctas e ilustradas que entonces vivían en Cuevas, que eran mas de las que el lector pueda suponer, entre Ingenieros, Abogados, Médicos, Eclesiásticos y Militares”. Los hallazgos paleontológicos de los que da cuenta el ingeniero y geólogo Clemente Roswag llevan a formar el llamado Circulo Geológico que preside el mismo Roswag (Memoria, pp. 36-37) Ante el gran caudal arqueológico que Doménech percibe en los alrededores de Cuevas, intuye que existe, y preconiza, lo que luego sería esa enorme labor que lleva a cabo Luis Siret. Y el mismo Doménech al percibirlo, ve la conveniente necesidad de su estudio, cuando al final del capítulo IV de su “Memoria..” llamado Estudio geológico, mineralógico y paleontológico (Memoria. p.48) desea y espera que “la historia detallada del presente y el pasado aquí resumida, es muy compleja y curiosa, y se necesitaría mas de un voluminoso tomo para definirla correctamente. Con el tiempo es de desear y esperar que este trabajo se haga, por algún aficionado a la minería, arqueología, paleontología y antropología”. Vino Siret, y bien que lo hizo demostrando con creces en su monumental labor arqueológica que tal riqueza de la zona, era digna de ser estudiada.
Durante su ejercicio en Cuevas, el joven Dr. Doménech va introduciéndose en la problemática social y sanitaria del pueblo, preocupándose del estudio de diversos temas de higiene pública. Toma conciencia de los problemas que preocupan a Cuevas como la escasez del agua o los efectos desastrosos de las inundaciones. Problema acuciante por aquel entonces era la necesidad de traer el agua potable. Participa por eso posteriormente en el acto social en el que se pone la primera piedra del canal que traería el agua a Cuevas .
Con la lectura de la “Memoria Médico–topográfica” sabemos que Doménech hace grandes amigos Se integra de modo pleno en el

Fotocopia de la partida literal de matrimonio entre don José Doménech y doña Blanca Flores ENCONTRADA EN LA PARROQUIA DE LA CONCEPCIÓN DE Cuevas.
ambiente cultural y científico de la ciudad, pasando a ser parte de la que podría llamarse “alta sociedad de Cuevas” emparentando mediante su matrimonio con una de las familias más prósperas del pueblo.
Y así, José Doménech Sáez se casa en Cuevas de Vera, el seis de diciembre de 1875 con doña Blanca Flores Flores (en su partida de defunción María Blanca) de veinte años de edad natural de esta misma localidad. Doña Blanca era hija de Juan Antonio Flores Masegosa, fundador de la “Mina Carmen”, accionista de minas y persona perteneciente a la clase acomodada o rica de Cuevas y de Isabel Flores Márquez . Ofició el matrimonio Don Eusebio Sánchez Sáez, Doctor y canónigo lectoral de la Iglesia Catedral de Almería. El matrimonio se celebró en casa de la contrayente “por despacho del Señor Gobernador Eclesiástico y Vicario Capitular de este Obispado, sede vacante, quien también les dispensó de las tres públicas moniciones que manda el Santo Concilio de Trento”. Fueron testigos Don Federico Flores Márquez y Don Pedro Alarcón Flores, vecinos de Cuevas.
Doña Blanca muere a los 23 años de edad el 3 de febrero de febrero de 1879 a las ocho de la noche a causa de “una congestión serosa cerebral” . A pesar del poco tiempo que estuvieron casados (unos tres años) Don José y doña Blanca tuvieron dos hijos: uno, llamado José, que nació el 18 de septiembre de 1876 y una niña llamada Rosa, que nace el 10 de agosto de 1877 . Su matrimonio como hemos dicho, reporta a nuestro joven doctor el emparentar con la buena sociedad cuevana. Así se deduce al referirse a su “querido amigo y pariente, el distinguido abogado D. Pedro Flores Gómez” (A este abogado que era Catedrático del Colegio del Carmen y orador insigne, le titulaban el “Gigante de la Palabra”).
Existen datos que corroboran el que Doménech Sáez forma parte de la alta sociedad Cuevana cuando él mismo da cuenta en la p.29, de su ”Memoria” de la creación del Círculo Literario y Artístico de Cuevas como socio fundador: “honrándonos por haber tenido alguna parte en su fundación” (Memoria.p.29. En éste Circulo se integran sacerdotes, abogados, médicos, comerciantes y accionistas de minas.

Partida de defunción de Doña Blanca Flores Flores
Durante su ejercicio profesional en Cuevas José Doménech colabora en el órgano de expresión local de aquel tiempo: “El Minero de Almagrera” donde publica algunos trabajos.
Estando ejerciendo en Cuevas el 7 de febrero de 1879, pocos días después de haber enterrado a su esposa aparecen las bases de un concurso en la misma revista en que Doménech ha colaborado en varias ocasiones: en la Revista de Medicina y Cirugía Prácticas (del año III nº 63 del 7 de febrero de 1879) se presentan convocados los premios para el año 1879 que otorga la Academia y Cirugía de Barcelona con las siguientes bases:

“Academia de Medicina y Cirugía de Barcelona. —He aquí el programa del concurso para los premios del año 1879.
Para adjudicar los premios correspondientes al año 1879, en conformidad i. a disposición testamentaria del socio de número Dr. D. Francisco Salva y Campillo, esta Academia abre un concurso público sobre los temas siguientes:
1. ° Escribir la observación de una epidemia ocurrida en algún punto de España,
2. a Atendido el valor profiláctico de la vacuna en la especie humana, ¿Seria conveniente la inoculación de esta linfa que la del virus varioloso como preservativo de la viruela de los animales?
3. ° Estudio topográfico-médico de cualquier punto de España, excepto los de Vich, Alcántara, Tarragona, Portugalete, Sierra de Ayllon, Sitio del Parió, Gran Canaria, Caldas de Malavella, Pozuelo de Alarcón y Esplaga de Francoli. ya presentados en los concursos anteriores.
Para cada uno de estos tres temas habrá un premio y un accésit, pudiendo, además, la Academia adjudicar las menciones honoríficas que estimare merecidas.
El premio consistirá en el título de socio corresponsal de esta corporación y una medalla de oro. Además, si la Academia acordare la impresión de la Memoria á sus expensas, regalará al autor 200 ejemplares.
El accésit consistirá en el titulo de socio corresponsal.
Sin embargo, este título no se concederá al autor de la Memoria que obtuviere premio ó accésit, si no es doctor ó licenciado en medicina y cirugía ó en farmacia, ó veterinario de primera clase.
Todas las Memorias han de venir escritas con letra muy clara.
Las que traten del primer punto habrán de estar escritas en castellano, mas las que versen sobre los otros dos serán admitidas también escritas en latín, francés ó italiano.
Las Memorias serán admitidas en la Secretaría de gobierno de la Academia hasta las doce de la mañana del 30 de Setiembre próximo.
Ninguna Memoria vendrá con firma ni rúbrica de su autor, ni copiada por él, ni con sobrescrito de su letra.
El nombre del autor y el punto de su residencia se espresarán dentro de va. pliego cerrado, en cuyo sobre se pondrá un epígrafe, que ha de haberse escrito también al principio de la Memoria.
Los pliegos de las que obtuvieren premio ó accésit, serán abiertos, y los de las restantes quemados, en la sesión pública inaugural de 1880; en la que, sabidos los autores de las Memorias que hayan alcanzado premio, serán llamados por el señor presidente, quien les entregará la medalla si asistieren al acto.
Las Memorias que vinieren después de dicho día 30 de Setiembre no serán admitidas al concurso. Se invitará públicamente á sus autores á que en el término de un año pasen á recobrarlas de la Secretaria de gobierno de la Academia, mediante los requisitos establecidos; mas si finido aquel plazo no se hubieren presentado, los pliegos cerrados correspondientes á dichas Memorias serán quemados en la sesión pública inaugural de 1881.
Los socios de número de esta Academia no pueden concurrir á este certamen, pero si los corresponsales. .

Es de pensar pues, que desde febrero de 1879 a septiembre del mismo año es redactada la obra que en el mismo septiembre de 1879 se envía en manuscrito a la Academia. La obra resultó premiada y Doménech Sáez es nombrado Socio Corresponsal (con el número 210) de la Real Academia de Medicina de Barcelona en sesión ordinaria celebrada el 15 de diciembre de 1879. .Tenía entonces, 29 años.




Acta donde se le otorga el premio a la “Memoria Médico Topográfica” por parte de la Real Academia de Medicina de Barcelona

Fotografía de Cuevas enviada por don José Doménech junto al manuscrito de la “Memoria Topográfica” (1879) a la Real Academia de Medicina de Barcelona

Primera página del manuscrito enviado a la Real Academia de Barcelona en 1870

Figura como médico de Cuevas en 1880.
En el Minero de Almagrera de 3 de julio de 1880 p.3, aparece una reseña en que se informa que en la redacción se ha recibido un ejemplar de esta obra dedicado por el doctor Doménech (“nuestro buen amigo y colaborador”) manifestando que en la misma suministra datos sobre topografía, riqueza minera y agrícola de Cuevas y “datos históricos poco conocidos hasta de sus mismos habitantes”. Y en el nº de 9 de julio de 1880 se inserta el anuncio para su venta.
1880: Publica en Almería su libro “Memoria Médico Topográfica de Cuevas”.
En diciembre de 1881, pasa a ser médico de la beneficencia Provincial de Almería .Es en esta fecha cuando se traslada de Cuevas a Almería.
En 1881 y para el curso 1881 a 1882 verifica la matricula para las asignaturas del doctorado, asignaturas que no puede cursar, por lo cual presenta instancia al rectorado de Madrid, excusándose de no haberlas podido cursar a causa de enfermedad. Para justificarlo, presenta un certificado médico firmado por Don Rodolfo Murcia López, el 9 de octubre de 1881, en el que se declara haber padecido “Reuma articular crónico”.
Posteriormente pasa a ejercer a Almería capital. Antes de enero de 1883 ejerce en nuestra capital como médico de la Beneficencia, pues en enero de este año empieza a estudiar la atroz epidemia de difteria que se desarrolla en Almería. Como Médico de la Beneficencia Provincial de Almería figura en 1884, año en que comienza a colaborar en la Voz Médica donde se titula como tal. En 1885 accede mediante oposición a la plaza de Director del Laboratorio Micrográfico Químico Municipal como se refiere en comunicado de la Voz Médica de 15 de agosto de 1885(página 644) donde se dice:

“Después de unos brillantes ejercicios de oposición en. que ha lucido conocimientos nada comunes, ha sido nombrado Director del Laboratorio Micrográfico Químico Municipal nuestro querido compañero D.José Doménech Sáez”

Muy poco después se distingue celosamente en la atención a los enfermos coléricos durante la epidemia desarrollada en la ciudad en Agosto de 1885.
La Crónica Meridional de 30 de agosto de 1885 publica esta nota informativa:

“Los carruajes que el Ayuntamiento ha puesto a disposición de los médicos para que estos durante las horas de guardia acudan a visitar rápidamente a los enfermos, no deben ser embargados por los concejales para su uso, pues antes de anoche presenciamos que el celoso médico D.José Doménech tuvo que recorrer a pie varias calles de la Almedina, la de Arenal y la del cuartel visitando coléricos porque a un Sr.Teniente de alcalde se le antojó a las doce de la noche ir al Barrio-Alto dejando al médico a pata”

Vemos pues que en la biografía de José Doménech hay dos etapas muy bien delimitadas: los ocho años que ejerce en Cuevas( años de juventud y de gran actividad intelectual y profesional formando parte de la buena sociedad y de la élite intelectual de Cuevas, que compagina con una abundante producción científico-literaria) y los 30 que ejerce posteriormente en Almería, de los que en los diez primeros se le conoce también una importante actividad intelectual y política -- con publicaciones médicas e intervenciones activas en los foros culturales de la ciudad-- siguiendo a estos, una etapa de una callada labor profesional que le hace alcanzar un merecido prestigio tanto profesional como humano.
Llega Doménech a la capital almeriense en una época en que el ambiente cultural era muy floreciente y movido . Recién llegado a Almería pasa a formar parte, de inmediato y de forma activa, de los más importantes círculos culturales de la ciudad, como es el Ateneo que se encontraba en pleno auge por estas fechas.
José Doménech Sáez se integra al llegar a nuestra capital, en el grupo de intelectuales adscritos al republicanismo y además, defensores de las posiciones del positivismo y del materialismo cuyas teorías se defendieron en el Ateneo almeriense desde su fundación en las décadas de los setenta, hasta su ocaso ya en los años noventa. No nos consta que fuera José Doménech fuera masón, como lo fue su hermano Francisco cuando era médico de Antas.
Profesionalmente se adscribe como médico a la Beneficencia Municipal de Almería siendo el primero en ocupar el cargo de Director del Laboratorio Micrográfico Municipal. (Incorpora el hábito de la investigación microscópica a la clínica) . Según Marín Martínez el primer medico que denunció la mala situación de salubridad de la ciudad. Lo que sí es cierto, es que forma parte de una conciencia social y de un modo de ver la medicina empapado de la ciencia pero mirando al pobre y hostigando a las autoridades a que hagan todo lo posible y más para remediar los grandísimos problemas de Salud pública con que contaba Almería.

En lo científico, mantiene criterios muy propios basados tanto en su experiencia profesional como en sus convicciones científicas, como en el sólido apoyo que le proporcionan autores antiguos y modernos. También se afirma en las últimas publicaciones que lee para estar al día. Se le ve preocupado por su formación teórica. Por eso mantiene su condición intelectual, publicando en la Revista de Almería, en un principio y posteriormente en “La Voz Médica” durante los años de 1884 y 1885. La Revista de Almería, una de las dos revistas almerienses en que colabora Doménech, era una revista muy vinculada al Ateneo, fundada por el activista político e intelectual Agustín Arredondo. Dicha publicación constituía la expresión de las teorías evolucionistas, positivistas y materialistas que mantenían el grupo de intelectuales que colaboraron con asiduidad en esta publicación desde 1879, año en que se funda, hasta 1884 en que se desaparece. Desaparecida la Revista de Almería es sustituida como órgano de expresión científica: la Voz Médica.
Sus inquietudes intelectuales continúan y en 1887 obtiene el grado de doctor leyendo en Madrid una tesis doctoral que lleva por título: [Una epidemia de difteria en Almería] [Manuscrito]: memoria que... José Doménech Sáez presenta aspirando al grado de Doctor. 1887.68 p.22 cm.
El tema de la difteria en Almería era conocido sobradamente por Doménech como demuestra en sus numerosos artículos sobre el tema publicados en 1884 en La Voz Médica.

El martes 3 de noviembre de 1894, La crónica Meridional publica en la sección “Gacetillas” y bajo el epígrafe: La difteria, la siguiente nota:

“Para hoy a las 3 de la tarde han sido citados todos los médicos titulares en la Casa Ayuntamiento con el objeto de que entre ellos se nombre el que ha de ir a París a estudiar por cuenta del Ayuntamiento, el invento contra la difteria del Doctor francés Mr.Roux, conforme propuso el alcalde Sr. Verdejo en la sesión de la pasada semana. Hoy quedará nombrado el médico titular que ha de marchar a la capital de Francia, a hacer los estudios correspondientes y que en tan buen hora propuso el Sr. Verdejo, mereciendo por ello grandes elogios”.

El 1ª de noviembre de 1894 había aparecido en la Crónica Meridional una nota titulada “El Ayuntamiento y la difteria”, donde se toma conciencia sobre su gravedad, por la gran mortandad que produce la difteria en Almería y en España, y sobre la conveniencia de que tanto el Ayuntamiento y la Diputación Provincial tengan también conocimiento de ello, enviando a algún científico para estudiar los avances terapéuticos que se están llevando a cabo en París el doctor Roux con suero atenuado para el tratamiento de ésta enfermedad. El 6 de noviembre quedan citados en el Ayuntamiento a propuesta del alcalde Dr. Verdejo, los médicos titulares de la ciudad y el Director del Gabinete micrográfico municipal (a la sazón José Doménech Sáez) para que entre los que se presenten voluntarios para marchar a París comisionado por cuenta del Ayuntamiento, sea elegido uno por votación, para evitar que se piense que el Sr. Alcalde tiene predilección por alguno de ellos. Los doctores: Salvador, Idáñez y Gómez Rosende propusieron distintas maneras para hacer la designación acordándose que manifestaran los que querían ir a París. Se presentaron para hacer el viaje: Antonio Fernández Palacios, José Doménech Sáez y José Gómez Rosende. Fue elegido por votación el doctor Fernández Palacios “que saldrá muy en breve para la capital de Francia” (La Crónica Meridional, 8 de noviembre de 1894). El viaje estaba dotado con una beca de 1.500 Ptas. Esta encomiable propuesta es aplaudida por la prensa de la época.
Vemos como Don José Doménech es uno de los tres médicos que se presenta voluntario como director de Laboratorio Micrográfico Municipal, para intentar ser comisionado a París (no en vano podríamos decir que era experto en difteria como demostró en sus numerosos artículos sobre esta afección de la Voz Médica en 1884 y 1885 y en su tesis doctoral de 1887) con el fin de estudiar los progresos que para el tratamiento de esta enfermedad estaba experimentando Roux . Esta misión propuesta y promovida por el alcalde Doctor Verdejo, la llevó a cabo por fin el doctor Antonio Fernández Palacios.
Doménech Sáez continúa ejerciendo en Almería. Con el número nº 80, se incorpora al Colegio de médicos de Almería el 1 agosto 1901.
En 1905 vivía en la calle Rueda López, casa en que vivía también su hermano Francisco. Seguía perteneciendo a la Beneficencia por estar encargado del laboratorio municipal.
En 1911 aun ejerce en la ciudad y sigue colegiado en Almería.
En 1913 vivía en la Calle Reyes Católicos nº 17 y ya estaba jubilado, al menos de su cargo de Director del Laboratorio Micrográfico-Químico Municipal. En los treinta años que vivió en Almería no llegó a casarse (permanecía todavía viudo) y de sus dos hijos solamente vivía José (Rosa ya había muerto).
Fallece el 23 de diciembre de 1913 en Almería. La causa de la muerte fue una bronconeumonía y firma su defunción Don Antonio Fernández Palacios.

En La crónica Meridional de 24 de diciembre aparece esta breve nota necrológica:

“Anoche a las doce dejó de existir, el conocido médico don José Doménech Sáez. La gravedad que en la tarde de ayer se iniciara en el enfermo tuvo fatal resultado a la hora indicada. Reciba su afligida familia el testimonio de nuestro pesar por la desgracia que acaba de experimentar”

El diario católico “La Independencia” se hace eco tanto de la enfermedad, como del fallecimiento y del entierro. Así el 23 de diciembre de 1913 aparece una nota que dice:
y el día 24 de diciembre en la sección “Necrología”:

”Aunque no está más grave de su enfermedad, ayer fueron administrados los Santos Sacramentos a nuestro distinguido amigo el médico don José Doménech Sáez. Deseamos vivamente la mejoría del enfermo”

”Anoche a las doce falleció piadosamente en Almería el antiguo y reputado médico don José Doménech Sáez, persona digna por todos conceptos de la general estimación de que gozaba en esta ciudad.
Creyente, caballeroso, culto, de intachable honradez profesional, el doctor Doménech supo hacerse querer de cuantos tuvieron la fortuna de tratarle. Aunque de ilustración nada vulgar, el señor Doménech era un dechado de modestia.
Durante su larga carrera profesional, ejercida en Almería y en algunos importantes pueblos de la provincia obtuvo muchos triunfos que le proporcionaron la reputación de que gozaba.
Hondamente apenados por esta desgracia, nos asociamos al dolor que sufren los deudos del señor Doménech, y rogamos a Dios por el eterno descanso del alma del finado.”

En el mismo numero de La independencia y en la misma página aparece su esquela mortuoria.
Y en el número del viernes de 26 de diciembre de 1913 en Necrología:

“El miércoles por la tarde tuvo lugar el entierro del cadáver del médico don José Doménech Sáez, asistiendo al acto una numerosa concurrencia. Llevaban las cintas del féretro los médicos Don Antonio Fernández Palacios y D.Vicente J. Blanes y los abogados don José Granados, don Adrián Muñoz y don Indalecio Casinello. Presidieron el duelo el beneficiado don Trinidad García, el rector de Seminario, el presidente de la Diputación Provincial y los señores don Rafael P. de Perceval, don Ángel Maresca y don Francisco Criado. Del duelo formaba parte una comisión de alumnos del seminario.
Reiteramos nuestro pésame a la familia del señor Doménech, y especialmente a su hijo don José “

B) Relaciones científicas:

Aparte de sus profesores a los que menciona con cariño en “Toracentesis”,en su “Memoria..” refiere Doménech la amistad que le unió con algunos científicos que visitan o residen en Cuevas de Vera al amparo del florecer minero, como el sabio geólogo e ingeniero de minas Roswag de la Escuela Nacional de París y miembro de la Sociedad Geológica de Francia “con cuya amistad nos honramos”que le proporciona la parte geológica de su “Memoria ..” Se trata de un extenso informe que ocupa una docena de páginas de su libro; informe que supone un bello, y yo creo, que único e interesante estudio de la Geología del término municipal de Cuevas (tal vez no superado hasta hoy, yo no conozco ninguno) válido e ilustrativo para futuras generaciones de geólogos, con sitios de paleontología que aún hoy en día pueden permanecer sin explorar.

Foto: descubrimiento del fósil de Cirera.Entre los reunidos en la foto podría estar el Dr.Doménech. ???

Se relaciona Doménech posteriormente y muy bien, con el granado circulo de médicos almerienses de la capital, una gran mayoría de ellos vinculados al masonismo, de ideas positivistas todos, y republicanos en política muchos, que colaboran con él en la Voz Médica. En esta revista escriben los médicos, farmacéuticos y doctores en ciencias más importantes de la ciudad. Entre ellos, cabe mencionar a Francisco Cordero Meca, Eduardo Idañez Domínguez, José Cordero Soroa, José Gómez Rosende, Vicente Gómez Orland, Onofre Jiménez, Rafael Martínez García, Antonio Cordero Ferrer, José Litrán López, Leopoldo Valverde Cazorla, Antonio Fernández Palacios, José Rocafull de Montes y otros.
En Almería un Don Olallo Morales Lupión (Director del Observatorio Meteorológico de Almería) le proporciona datos meteorológicos de la ciudad para insertar en sus trabajos de epidemiología de la difteria.
En su artículo de La Voz Médica: Bibliografía dice honrarse con la amistad del catedrático de Barcelona. Doctor Rafael Rodríguez Méndez . El doctor Rodríguez Méndez era también quien por entonces dirigía o manejaba la Real Academia de Medicina de Barcelona. Y, además, era colaborador asiduo de la Revista de Medicina y Cirugía Prácticas en la que Doménech publica dos artículos.
En Cuevas conoce a Canovas Cobeño (1820-1904) “ilustrado médico” lorquino que traduce del latín la lápida que se encuentra en Villaricos.
Algunos otros vecinos de Cuevas aparecen en la “Memoria...”... como Antonio Falces, (Antonio de Falces Yesares) director facultativo de minas, autor del proyecto de la capilla del Carmen en la Iglesia y otras personalidades científicas de su tiempo.


Trascripción del Frontispicio de la lápida encontrada por Canovas Cobeño en Villaricos, reproducida en el manuscrito de la “Memoria médico-topográfica...” (1880)

C) La obra:

José Doménech Sáez fue un escritor relativamente prolífico en comparación con otros médicos almerienses contemporáneos, pues le gusta participar en todos los foros de expresión, locales, provinciales y nacionales de su tiempo, por las inquietudes intelectuales que le preocupan. Además, cree en lo que escribe y en lo que publica. En sus escritos se le nota apasionado. Es hombre de profundas y bien fundamentadas convicciones científicas. Y todo lo que escribe es de Medicina. No se sale del tema.
Durante su etapa cuevana colabora en el periódico local “El Minero de Almagrera”con el artículo “El eucaliptus. Su introducción, cultivo, propiedades etc.”. Traducido y extractado por José Doménech Sáez (números: 240, 255, 266 y 308 y 314, desde agosto de 1879 a septiembre de 1880). Dice del eucaliptus que ofrece benéficas influencias sobre el medio ambiente y propiedades medicinales de sus hojas en diversas enfermedades y en diferentes preparaciones . Este trabajo es publicado también en la revista Anfiteatro Anatómico Español como traductor de C. Raveret-Wattel: "El eucaliptus", A.A.E., 1879 (161): 210-211; (162): 222-224. Escribe, además, en esta revista dirigida por el doctor Velasco: "Del agua fría y de su aplicación en la hipertermia de las enfermedades febriles". Anfiteatro Anatómico Español, 1879 (152): 96-99, "Del contagio". Anfiteatro Anatómico Español, 1879 (161): 203-204; (162): 216-218. En este artículo fechado en Cuevas en agosto de 1879,se muestra claramente partidario de las teorías contagionistas. "Breves consideraciones sobre la vida", A.A.E., 1879 (163): 339-340. "Apuntes para una historia clínica", A.A.E., 1880 (168): 5-7, trabajo que comenta C. Moreno Caballero en "Vuelta a la vida. Genealogía del hombre, A.A.E., 1879 (166): 279-280; 1880 (170): 34-34. En este artículo, fechado en diciembre de 1879 se expone un caso de “pústula maligna” (carbunco cutáneo), enfermedad que aun teniendo buen pronóstico en este caso de un hombre joven de Cuevas se complica primeramente con un cuadro neumónico y posteriormente con una grave osteomielitis que tarda en curar tres años y que deja cojo al paciente que se salva de milagro. Este artículo que contiene una prosa poética (romántica) expresada a la medicina y a la que Doménech era muy dado, es una magistral exposición clínica de la sintomatología y del tratamiento de las afecciones que describe.


Portada de la revista “El anfiteatro anatómico español” dirigida por el célebre Doctor Velasco donde colabora Doménech Sáez en 1879 y 1880.

Colaborador de la Voz Médica, (Revista de Medicina, Cirugía y Farmacia de Almería(1884-1885) y redactor de la misma, publicó varios artículos a lo largo de la corta existencia de la única publicación periódica almeriense de carácter científico, siendo el colaborador más asiduo. Lo hizo en 11 ocasiones, en el solo año y medio que duró la publicación.
Durante el año de 1884 escribe en siete extensas entregas: La difteria en Almería” (“La Voz Médica”, nº 1 de 15 de enero de 1884,p.8-12,n. Año I, ídem en 15 de febrero, marzo, abril y mayo de 1884) Dice Porfirio Marín Martínez que sus artículos sobre la difteria se podrían considerar como “uno de los primeros artículos de medicina social de la provincia”
En el primer artículo comienza preconizando sobre lo importante que resulta la salud para los pueblos y para los individuos. La higiene fue convertida en diosa por los pueblos paganos. Es necesario que los gobernantes sepan que la higiene de sus súbditos es la ley soberana. Mejor prevenir que curar. A pesar de ser Almería una ciudad saludable con excelentes cualidades tanto topográficas como morales y siendo grande la honradez de sus moradores hace un año sufre una terrible epidemia de difteria, enfermedad conocida por los autores griegos, los de la Edad Media y los de siglos XVI al XVIII.


Cuadro pintado por Goya, titulado “El Garrotillo”(La difteria)???

Durante el año de 1883 han fallecido en Almería capital de solo 40.000hs, 230 personas de difteria (presenta al respecto una estadística mensual) La difteria es una enfermedad de causa desconocida que pende sobre Almería como un espada de Damocles manteniendo el miedo en unos padres aterrorizados. Se ha presentado bajo las formas de maligna y benigna en cuanto a su gravedad y las de faríngea, laríngea, nasal, anal, vaginal y cutánea en cuanto a su localización. La mayor parte de las muertes se han producido por sepsis mas que por asfixia. No distingue la clase social, ni la constitución o el sexo de los niños, atacando tanto a los robustos como respetando a los enfermizos. La mortalidad ha sido de un 17,9% y el mayor número de víctimas se ha producido entre dos y cinco años. A continuación ofrece un detallado cuadro meteorológico de la incidencia de presión y temperatura durante los meses que dura la epidemia .
El siguiente artículo: ”La Difteria en Almería. Estudio etiológico, por Don José Doménech (II) (15 de febrero de 1884,pp.33-39) podría resumirse así: conocer las causas de las enfermedades a pesar de ser una cuestión difícil es el objetivo de “todo buen hijo de Esculapio”, pero a pesar de los esfuerzos de las grandes inteligencias aún persisten muchas dudas al respecto. Esto ocurre con la difteria donde se anda todavía por el tortuoso derrotero de las hipótesis. La teoría que predomina es considerarla como “verdadera infección heteroctona contagioso-miasmática” producida por penetración en el organismo de “emanaciones de origen animal” . A pesar de que grandes talentos se han ocupado de descubrir su verdadera etiología, nos movemos en un mar de dudas. Al hablar de los factores ambientales, que Doménech considera de tanta importancia como estudioso de la Topografía médica y que pudieran influir en su etiología.Habiéndose achacado a la falta de lluvias que padece Almería la aparición de este mal, aduce no ser esta la causa, pues la falta de lluvia en esta provincia es ancestral. La falta de alcantarillado y las filtraciones al exterior de las materias fecales, tampoco son, ya que ataca en sitios donde los depósitos para ellas están bien construidos. El agua de consumo doméstico sea de la procedencia que sea, tampoco parece serlo, pues se presenta la difteria entre los que la consumen de fuentes, de depósitos o de aljibes, fuentes públicas y norias. El hacinamiento tampoco parece tener efecto en su etiología exponiéndose a renglón seguido que en el hospital Provincial donde viven hacinados unos 70 niños, en condiciones higiénicas malas, no fue mayor la incidencia de la difteria (solo dos casos). Tanto la presión atmosférica, como el calor o el frío tampoco han influido pues desde enero a julio tiene una solo la incidencia de unas 9 muertes mensuales. Si parece influir el grado de humedad atmosférica pues a partir de agosto y hasta diciembre, sube la incidencia con una media mensual 30-40 muertes. Entre los factores predisponentes individuales cabe destacar que acomete sin ninguna piedad a los niños desde el destete hasta la pubertad, sin grandes diferencias entre sexo, constitución, o clase social ”mata lo mismo al pobre que al rico”.Valgan los ejemplos del hermano de Napoleón III, la emperatriz Josefina y el presidente Washington. En el Tomo III pp.67-71: La difteria en Almería. Síntomas y marcha, cuando el “principio morbígeno” anida en el cuerpo, aparecen los síntomas que deben sucederse en riguroso orden para el conocimiento de la entidad morbosa. Un detenido examen de estos, nos conducen al diagnóstico. Refiere que va a describir la sintomatología de los enfermos atendidos por él y los que le han referido sus compañeros de Almería. La difteria es una especie nosológica con cierta unidad, mas esta unidad se pierde, según sea la parte anatómica afectada. El periodo incipiente es insidioso y no igual en todos los enfermos, unos cursan con ligero catarro sin fiebre, escasas molestias a la deglución y falta de apetito (24 ó 48 primeras horas).A veces en ausencia de síntomas generales había unas extensas membranas en la faringe, así como por el contrario algunos enfermos con florida sintomatología presentaban ausencia de placas en la garganta. A veces la fiebre, el malestar y la dificultad de deglución son tan patentes como las de unas anginas corrientes y a veces el cuadro es mucho más aparatoso con fiebre, malestar general, dificultad y dolor para la deglución, anorexia, e inflamación de los ganglios regionales .Esto hace el cuadro de naturaleza mas grave. La forma benigna se circunscribe localmente a una sola amígdala sin propagarse a otros puntos circunvecinos. Se acompaña de un ligero estado febril, ligero dolor y disminución del apetito, infarto de los ganglios submaxilares y remisión de los síntomas al tercero o cuarto días con la curación completa a los siete u ocho. En la forma maligna las membranas se extienden por todo el fondo de la boca y toman un color “blanco ceniciento” que no se desprende con facilidad. Hay epistaxis, tumefacción horrible de los ganglios del cuello, fiebre, anorexia, cianosis, adinamia, y muerte.
El siguiente artículo (Tomo IV, pp.117-121): La difteria en Almería. Diagnóstico y pronóstico. Razona sobre la importancia del diagnóstico como parte mas sublime de la medicina y el esfuerzo intelectual que ha de hacer el médico para lograr un acertado diagnóstico que a la vez hace llegar a un acertado pronóstico tan importante para el enfermo o para el profano en Medicina. El pronóstico de la difteria siempre es grave. Pero el de la difteria maligna, siempre es funesto, ya que mueren una gran mayoría de los enfermos. En el tomo V, de 15 de mayo de 1884, pp.132-135, La difteria en Almería. Tratamiento. Considera que el tratamiento de la difteria es de lo más variado y así lo han hecho todos los médicos de esta capital. Unos emplean procedimientos de carácter general como tónicos, estimulantes, neurasténicos (sic) y antisépticos, al tiempo que los de carácter local como colutorios o gargarismos, o el procedimiento de desprender las membranas de la faringe para luego cauterizar las heridas que quedan de la referida operación. Doménech afirma que el tratamiento mas empleado por él consiste en el desprendimiento mediante frotes suaves de las membranas con un trapo cubriendo el dedo índice y una vez conseguido esto, cauterizaba el punto afecto ligeramente con nitrato de plata fundido, tres veces al día. Esto iba seguido de pulverizaciones de permanganato potásico y otros productos al tiempo que se intentaba dar una alimentación sustanciosa, nutritiva y fácil de digerir, vino quinado o limonada vinosa. Otras familias prefieren remedios caseros aconsejados por el charlatanismo. La traqueotomía no se ha llegado a emplear a pesar de haber en la ciudad experimentados cirujanos que saben practicarla. En el nº de 15 de junio de 1884 (Tomo VI) pp.172-175, Las cauterizaciones en la difteria: polemiza al principio sobre las opiniones de diversos autores que preconizan la inconveniencia de la práctica de las cauterizaciones en la difteria de cuyo procedimiento unos se muestran partidarios mientras otros se muestran enemigos acérrimos, por pensar éstos últimos, que puede ser peor el remedio que la enfermedad. Nuestro autor se muestra partidario de este sencillo procedimiento terapéutico si se hace con cuidado y por manos expertas. En el nº de 15 de septiembre de 1884(nº 9, año I) pp.257-262.Continúa el tema: La difteria en Almería Convalecencia-Parálisis El periodo de convalecencia de la difteria es de corta duración. Y es producido por ciertos desordenes funcionales como la poliglobulia o la clor-anemia. Pero se ha observado durante este periodo numerosas parálisis de la motilidad independientemente de la gravedad de la misma. Estas akinesias son importantes en cuanto que su evolución resulta imprevisible. El número de estas paresias es bastante considerable. Las regiones anatómicas afectadas así como los caracteres de las mismas son considerables. Se presentan bajo las formas de benignas y malignas, predominando las formas benignas. Por orden de localización son las del velo del paladar, miembros inferiores, las del órgano de la visión con diversas manifestaciones en los mas variados defectos de refracción, parálisis de los órganos torácicos, abdominales y ”amiostenia” del músculo cardíaco con muertes súbitas. Todos estos trastornos, duran de 20 a 40 días terminando casi todos del modo más satisfactorio. La patogenia de estos trastornos nerviosos post-diftéricos, no está clara para los diversos autores consultados que no se ponen de acuerdo.
Doménech aboga por la propuesta por el autor que más le satisface “Mr.Trouseau” al que siempre cita.
El artículo”Ligeros apuntes para la topografía físico-médica de Almería” que se publicó en La Voz Médica, año II: Marzo de 1885, nº 15.pp.459-463. Constituye un intento frustrado de escribir una completa Topografía Médica de Almería, tal como lo hiciera con Cuevas en 1879. Tras hacer un brevísimo bosquejo histórico de la ciudad, pasa a informar sobre las coordenadas de su situación al lado del Mediterráneo. Se trata, dice de una población nueva, construida con muy buen gusto. Describe tanto sus calles como sus casas plenas de salubridad, anchas y limpias, con un pavimento llano y ”limpio de todas inmundicias” y sus casas son cómodas y espaciosas (a pesar de esta presentación idílica de la limpieza de Almería estamos a solo unos pocos meses de la gran epidemia de cólera que asola la ciudad. Sus dos monumentos más importantes son la Catedral y la Alcazaba. Lo que viene a continuación hay que describirlo textualmente porque no puede resumirse por su belleza, y demuestra que el Dr. Doménech estaba enamorado de Almería.
Transcribo este entusiasta, descriptivo y poético párrafo:

• Almería respecto a su situación topográfica es una de las más bellas y poéticas ciudades que bañan el sol meridional de Andalucía denunciándola a lo lejos su soberano orientalismo, se encuentra reclinada en las arenas del Mediterráneo, cual bella sultana de blanco ropaje, sostenido por elegante y vistosa faja compuesta de dos partes a espensas de bien distintos elementos; constituyendo una de ellas la rizada y espumosa cinta de plata y azul que forman las olas de este delicioso pedazo de mar, y a la otra una serie no interrumpida de montañas, estribaciones las unas de las otras formando montuosas cadenas, que naciendo en oriente se dirige hacia el occidente tomando cada vez mayores proporciones, sirviendo a los vecinos campiñeros de granítico muro de defensa contra el mar y cuyas elevadas crestas formando una línea irregular, se pierde en el dilatado horizonte, parece dirige su graciosa mirada de un modo significativo al sur. Hacia la costa africana, donde aun existen los sucesores de aquellos valientes agarenos, que derramaron su sangre defendiendo bizarramente tesoro tan estimado, del que decían solo era comparable a “Siria en la bondad de su cielo y tierra; a Yemen o feliz Arabia, en su agradable temperatura; a India en sus aromas y flores; a Catay o China en sus ricas y abundantes minas; a Higiar en sus frutos y producciones; y a Adena en las utilidades de sus costas”: la que contemplada desde alguna de sus colindantes alturas, en una de esas hermosas noche en la que luciente luna, al recorrer los espacios de la celeste bóveda y bañarla con su plateada luz aparece ante el observador como misteriosa Náyade cariñosamente anulada por los mares, de los cuales se sirve como de poderoso medio, para después de interpretar fielmente el melancólico lenguaje de las olas, transmitirle a la opuesta orilla, haciendo renacer tristes recuerdos de la antigua grandeza y pasada gloria, de la que en otro tiempo fue el espejo de los mares.

Un idílico panorama...
Continúa ofreciendo el censo de la población de Almería por aquel entonces 40.338 almas. Habiendo sido durante estos últimos años el número de nacidos bastante, mayor que el de los fallecidos la ciudad ha pasado a tener estos habitantes frente a os 29.429 de 1864, pudiendo haber llegado a ser mucho mayor si los gobernantes se hubieran preocupado de mejorar sus comunicaciones con (“las demás provincias de España”) el exterior (el eterno problema de Almería), habiéndose así evitado la emigración de sus habitantes al norte de África.
Tras ofrecer datos sobre presión atmosférica, temperatura media y humedad relativa, continua con una acendrada descripción poética de las cualidades de salud de Almería auspiciada por la abundancia de plantas aromáticas tanto silvestres como domésticas o cultivadas que dan a su aire sea sano o exento de “deletéreas emanaciones” que serían focos de infección. Los agentes naturales como su brillante sol, su atmósfera llena de oxígeno, sus brisas marinas saturadas de sodio, de yodo bromo y cloruro de sodio “que se parece al puro aliento de una vestal que saluda al nuevo día, al despertar el aura matinal de su blanco lecho de líquida plata” son muy favorables para la salud. Los alimentos son frescos y de buena calidad contando con ricos y sabrosos pescados,”regulares y frescas carnes”, legumbres variadas, sabrosas frutas. Sus precios no son excesivamente caros, pero si lo suficiente para las clases mas desfavorecidas y las autoridades han de tener esto en cuenta. El agua es potable pero debe tener urgentes mejoras concernientes a su cantidad y calidad, no siendo buenas las condiciones por resultar escasa. Continua los elogios a sus gentes:

“En esta población eminentemente hospitalaria, abundan tanto las mujeres hermosas, que es raro encontrar alguna que no lo sea; reuniendo todas a la majestuosa esbeltez, de la raza árabe, las gracias y hechizos del tipo andaluz, y en las cuales no se sabe que admirar más ,si su hermosura, su bondad o su honradez.” .

Por la naturaleza temperamental y moral de sus habitantes, las enfermedades son escasas, no habiendo ninguna predisposición a padecer ninguna en especial. Concluye afirmando que por sus condiciones climatológicas y de salubridad, bajo el concepto higiénico o climoterápico, Almería es una de las mejores localidades que se conocen para restablecer la salud de gentes que hayan enfermado por la influencia de otros climas perniciosos.
Esta Topografía es todo un elogio a las excelencias salutíferas de nuestra capital.
También colabora en la Voz Médica con: Biografía (De Vicente Juan y Blanes) en el nº 10 del año II de 15 de abril de 1885.En este artículo de dos páginas traza magistral y apasionadamente la biografía de este cirujano afincado en Cuevas con toda probabilidad amigo suyo y especializado en Tocoginecología del que hace grandes elogios como cirujano y como tocoginecólogo.
En el tomo 17 de la Voz Médica, de 15 de mayo de 1885 pp.535-537,escribe en Bibliografía, una elogiosa crítica del folleto recientemente publicado en Cartagena La prostitución en sus relaciones con la moral y la ciencia médica, del Doctor Arturo Masoti Arroyo de esta ciudad.
Antes había publicado “Utilidad del estudio de la geografía médica”. En Revista de Almería, nº 6, Vol. IV, junio de 1884, Págs. 321-324. que es una pequeña disertación sobre la relación que existe entre los lugares o distintos habitats del hombre y la presentación de determinadas entidades patológicas de las que pone como ejemplo el cólera, la peste, la pelagra etc.
Este breve artículo no deja de ser un bosquejo de lo que tal vez tendría in mente, de un trabajo de mayor envergadura sobre este tema, que ya trató con mayor profusión de detalles en su Memoria Médico-topográfica de 1880. La Revista de Almería, una en las que colabora Doménech, era una revista muy vinculada al Ateneo. Fundada por el activista político e intelectual Agustín Arredondo, era la expresión de las teorías evolucionistas, positivistas y materialistas que mantenían un grupo de intelectuales que colaboraron con asiduidad en esta publicación desde 1879, año en que se funda, hasta 1884 en que se desaparece.
En el ámbito de la prensa Médica nacional es autor de algunos artículos de divulgación médica en la revista Revista de Medicina y Cirugía Prácticas, donde se codea con las mejores plumas científicas de su tiempo: Letamendi, Mendez Alvaro, Angel Pulido, Juan Creus y Manso, Espina y Capó, Rodríguez Méndez, etc. etc. En 1879 publica: “Del agua fría y de su aplicación en la hipertermia de las afecciones infecciosas febriles” En este articulo el autor demuestra un vasto conocimiento de la historia médica de estos procedimientos, de la medicina teórica, de los autores clásicos y modernos así como de la historia de la Medicina y de una gran práctica clínica como médico rural. . Y en el lenguaje ampuloso y culto de la época trata de una contestación a un artículo de Don Antonio Espina y Capo famoso médico de Madrid quien en números anteriores de la revista invita a la polémica a los lectores de la misma. Doménech contesta con este artículo apelando en principio a la indulgencia de los lectores por tal atrevimiento. Define la Hidroterapia invocando a autores que la definen como “el método higiénico y terapéutico, en que ocupa el primer puesto el uso del agua”. El uso del agua como agente terapéutico es conocido desde Hipócrates, lo recomendaron Celso, Galeno, y los médicos de la edad Media. Por los siglos XVII y XVIII hubo grandes defensores del uso de agua fría en muchas enfermedades. Sigue repasando toda la historia del uso del agua como remedio hasta llegar a Vicente Pérez del siglo XVIII conocido como el “médico del agua”y habla de las inmersiones en nieve que se solían practicar para curar en Rusia. Llegado el siglo XIX tuvo el agua sus partidarios y defensores escribiéndose varias obras al respecto. Continua calculando que la cantidad de “calórico” que desprende el cuerpo humano en 24 horas puede hacer hervir 25 litros de agua que esté a 0º. Dice que las interesantes investigaciones de autores europeos sobre el papel que el sistema nervioso tiene para producir el “calórico”. El frío constituye el mejor de los sedantes. El calor, sin embargo, es excitante pero si se prolonga mucho es debilitante. Tales asertos los explica mediante la fisiopatología de la época. La hipertermia (41º o 42º) produce efectos perniciosos para el organismo, llegando a producir por sí sola hasta la muerte sin lesión alguna. Trousseau en su Clínica Médica y Nienmeyer en su Patología interna apoyan estas afirmaciones. La misión principal del médico ante un proceso febril, continúa Doménech, es la de combatir la hipertermia. Aconseja para la hipertermia en primer lugar, los medicamentos que para ello se emplean en 1879: la quina, la digital, el salicilato y el cresilato de sosa. Los baños y las afusiones frías rebajan la temperatura por un corto periodo de tiempo. Y no sería conveniente repetirlos con demasiada frecuencia. El uso del agua estaría por otra parte contraindicado en los enfermos anémicos y débiles. Aboga por el tratamiento medicamentoso versus el uso del agua fría. Pero cuando estas sustancias pos sí solas no dan el resultado apetecido conviene emplear los baños de agua fría. Pero las observaciones y experiencias a este respecto deben de continuar.
En la misma revista y el mismo año (1879) escribe: “De las Toracentesis” , en el que habla de su experiencia en este para él “sencillísimo procedimiento”. Comienza con unas magistrales disquisiciones filosóficas acerca de la ciencia y de los descubrimientos científicos así como de las inmensas dificultades que pasaron los grandes científicos y sabios de la antigüedad antes de hacer moneda corriente las grandes verdades, procedimientos y deducciones de la ciencia. Repasa los ejemplos de Cicerón, Sócrates, Séneca, César, Cervantes, Colon; Miguel Servet, Galileo y Lavosier. Luego habla de Trouseau el cirujano francés que perfecciona la toracentesis en el Hospital Hotel de Dieu de París. A continuación expone cinco casos de su experiencia en Cuevas desde 1874 a 1878. El primero de 1874 trata de la primera toracentesis que Doménech practica, cosa que el mismo confiesa solo vio realizar durante sus tiempos de estudiante, sin llegar a haber practicado ninguna. Se trata el primer caso de una niña de diez años de edad, a quien comienza a tratar sin un diagnóstico preciso, hasta que llegó a la conclusión de que padecía un gran derrame pleurítico. Tomando como maestro la técnica de Trousseau, incide el tórax saliendo de él gran cantidad de pus. Esta operación la practica a esta misma enferma en varias ocasiones mas durante algunos meses hasta que finalmente la enfermita sana. El segundo caso se refiere aun minero tratado en la primavera de 1875, en Cuevas de Almanzora quien cura pronto tras la primera toracocentesis. El tercero en otoño de 1875 sobre una niña afecta de tuberculosis que finalmente murió. El cuarto, del invierno de 1876, se trataba de un minero de 34 años que por ser tuberculoso también perece. El quinto ocurrido en la primavera de 1877, se refiere a un niño que cura muy pronto y el sexto a una niña de cinco años que padecía un derrame pleurítico tras una tos ferina y quien a pesar de las malas condiciones higiénico-sanitarias de sus familia también quedó completamente curada. Al final del artículo se expresan tres potentes conclusiones sobre la conveniencia de la operación de toracocentesis: su sencillez, el poco instrumental que se precisa para llevarla a cabo y los buenos resultados que proporciona.
Son los dos citados artículos fruto de sus experiencias como brillante médico en Cuevas y del impulso intelectual que le movía en sus años de juventud.

4. LA MEMORIA MEDICO-TOPOGRAFICA DE LA CIUDAD DE CUEVAS EN LA PROVINCIA DE ALMERÍA(1880)


José Doménech Sáez publica en Almería (Imprenta del Comercio) su: Memoria médico-topográfica de la ciudad de Cuevas, en la provincia de Almería. Almería 1880.

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Portada de la "Memoria médico-topográfica de la ciudad de Cuevas en la provincia de Almería",

La "Memoria médico-topográfica de la ciudad de Cuevas en la provincia de Almería", fue presentada en 1879 al concurso Convocado por la Real Academia de Medicina de Barcelona bajo el lema "Descubrir las cosas ignoradas, y que después de descubiertas producen algún bien o concluir las que estubieren a medio hacer; tal es la obra de la inteligencia. Hipócrates. Artes", obteniendo su autor el premio que se otorgaba y el título de académico corresponsal. Se conserva el ejemplar manuscrito, escrito a ambas caras, y con una fotografía en el Archivo de la R. A. de Medicina (signatura: Arm. S; caja IV, 6. )
Una de las bases del concurso convocado por la Real Academia de Medicina de Barcelona, para la topografía Médica que resultara premiada, era el compromiso de la Institución para que aquella fuera publicada. El ánimo que su esposa le dio para escribir la obra, sería uno de los motivos para presentarse al premio, pero era su ambición personal y los impulsos intelectuales de la juventud lo que le decidieron presentarse al concurso y la obra fue premiada, obteniendo Doménech por eso, el titulo de Socio Corresponsal en Cuevas del la Academia de Barcelona.
Tenemos pues dos versiones de la obra: el manuscrito premiado por la Real Academia de Medicina de Barcelona y la obra original editada en Almería en 1880.
La diferencias entre los dos textos, diferencias que el propio autor hace constar en su “Avertencia” de la p.87 de su libro, consisten: una a la referencia que hay a la inauguración de las obras para la traída del agua potable a Cuevas actos al que asiste y donde interviene el benefactor Muñoz y otra, es la referencia a la actuaciones de Muñoz tras las inundaciones de octubre de 1979, que todavía no habían ocurrido cuando el manuscrito se envía a la Academia de Barcelona en septiembre de 1879, fecha en que expiraba el plazo para la recepción de los ejemplares que optaban al premio.
La obra impresa consta de 87 páginas (el manuscrito solo tiene 74.) Ocupan las paginas 3 y 4, la emocionadísima, poética, sentida y emotiva dedicatoria a su esposa fallecida a los 23 años (esta dedicatoria no consta en el manuscrito) que dice ser quien le indicó e inspiró para escribirla.
Se divide la otra en ocho con una dedicatoria al principio y una “advertencia “al final

I. Importancia del estudio Geográfico Médico (Introducción)
II. Bibliografía (que no deja de ser una historia bibliográfica de las topografías médicas que conoce Doménech anteriores a 1879)
III. Principales condiciones topográficas de la ciudad de Cuevas.
IV. Estudio geológico, mineralógico y paleontológico
V. Flora y Fauna
VI. Estudio hidrográfico
VII. Atmosferología.
VIII. Enfermedades internas o médicas mas comunes en la Ciudad de Cuevas.
--Enfermedades esternas (sic) o Quirúrgicas. (breve bosquejo de medicina laboral de los mineros)
--Enzootias, epizootias y epifitocias.
--Advertencia

Es evidente que la Memoria –Topográfica cumple todos los requisitos para ser una buena topografía. La obra en su conjunto traduce el pensamiento médico de los años avanzados del siglo XIX en cuanto que al no conocer las causas exactas de las enfermedades, las topografías medicas eran un modo avanzado de pensamiento medico sobre la influencia del ambiente en la producción de las mismas, tanto en las colectividades como en los individuos. La “Memoria” de Cuevas adquiere una altura intelectual que conseguiría hacer pensar que fuera impropia de un médico rural joven.
Por eso, la obra compite con otras del mismo tipo y es premiada.

En términos generales “La Topografía Médica de Cuevas” presenta las características comunes de esta clase de trabajos; pero, por la fecha y sobre todo por el lugar en que fue escrita, presenta algunos aspectos específicos sobre la historia médica del levante almeriense Desde un punto de vista cualitativo, ofrece, también, un gran interés teórico y epistemológico. Da ocasión para poder observar «en vivo», la presencia y permanencia de una de las grandes corrientes del pensamiento médico que viniendo desde las profundidades originarias de la Medicina Clásica, se ha mantenido a lo largo de los siglos —con mayor o menor fuerza según que épocas —atravesando modas, escuelas y sistemas, como una invariable. Es la línea de pensamiento que podríamos llamar «ambientalista» —protocatártica (Doménech observa esta palabra), en la terminología galénica— equilibrada en este caso, por la consideración de las condiciones internas, constitucionales y temperamentales de los individuos.
Llaman la atención desde el primer capitulo los “Conceptos higienistas premicrobianos “en cuanto la importancia que tiene el ambiente en la producción de las enfermedades y la responsabilidad que los gobiernos deben tener de preocuparse por la salud de sus pueblos. La necesidad que los médicos tienen de tales conocimientos hizo “el grande Hipócrates” exponerlos en su “imperecedera obra” .Como todas las topografías anteriores al hablar de la importancia de su estudio sigue la doctrina tradicional del “Hábeas hipocrático” en su clásico tratado en Hipócrates “Sobre Aires, aguas y lugares”, donde se combate la idea religiosa del origen divino que consideraban los “místicos”(dice Doménech) sobre la enfermedad. Preconizando por primera vez que no era este su origen, expone un largo párrafo hipocrático en el que se fundamenta toda la doctrina del sabio de Cos sobre la importancia del clima en el mismísimo Hábeas Hipocraticus y los fundamentos ambientalistas de “Climatologistica”, o sea, la influencia del medio ambiente sobre las enfermedades y sobre las disposiciones individuales para padecerlas, sobre la producción de estas y sobre el modo de comportarse el hombre ante los problemas de salud. Ya lo dijo Hipócrates: ”No puede ser buen médico el que al pulsar no alce los ojos al cielo”.
Como en todas las topografías se somete al principio de su teorética a Hipócrates, aunque Hipócrates estaba empezando a ser muy cuestionado durante todo el siglo XIX, y en especial, en éste periodo de tránsito intelectual (ultimo tercio del siglo XIX).
Como características comunes a todas las topografías aparecen otros aspectos que hacen que La Memoria Médico Topográfica pueda considerarse como moderna o avanzada para su tiempo o distinta, por sus preocupaciones arqueológicas, paleontológicas y mineras. Sin el auge y ambiente científico de la época en Cuevas, el párrafo o “nota geognóstica” que le proporciona el ingeniero Roswag de once páginas relativas a la Geología y Paleontología, la que debió llamarse “topografía de Cuevas”, no podría haberse escrito así. Tampoco podría haber sido así, aquello que dedica a la historia de Cuevas, sin las aportaciones del sabio doctor Canovas Cobeño.
Ofrece la “Memoria. ,” aspectos sociales o de medicina laboral con alusión concreta a enfermedades exclusivas o extendidas entre los mineros. Hace pocos comentarios sobre la raza, el temperamento, y las características psicosociales, propios de la geografía de finales del siglo XIX. No aparecen otras facetas como la cuantificación de las variables demográficas o climáticas y de la estructura de la propiedad, muy características de la geografía regional que en esta época comenzaba a desempolvar en Francia. Con ideas avanzadas y progresistas en temas de salubridad ambiental (párrafo de Villaricos), encara la investigación que respondía a planteamientos más globales y ecológicos, que las ciencias modernas no habían alcanzado el grado de especialización actual.
El contenido de la “Memoria...” no es solo médico. Su lectura contribuye mucho a dar a conocer aspectos de otras áreas del conocimiento. Refiere un considerable caudal de datos sobre geología (aquí se extralimita bastante), paleontología, historia, antropología y geografía de la zona estudiada.
Aunque sabemos que Doménech adquiere la ideología progresista y positivista y era afecto al republicanismo y que su hermano era masón, sin embargo, él era creyente, al menos cuando era joven (véase la dedicatoria a su esposa muerta a los 23 años en 1879 cuando dice: “elevando tu pura y cristiana alma, a las eternas mansiones del Bien, do estas gozando de la merecida recompensa, que el Todopoderoso ofrecida tiene...”) Persisten en Doménech, en lo científico, como dice Casco Solís p.228 “viejos reflejos hipocráticos renovados por la savia de la Ilustración” que en este caso llegan hasta el postromanticismo en un médico de ideas positivistas.
En la Introducción trata de la importancia que tiene el estudio de la topografía médica y sobre los orígenes intelectuales e históricos que representan estos estudios.
Fundamenta Doménech la importancia de la T.M. y sobre su gran trascendencia se apoya en Hernández Morejón, lamentándose, de que, a pesar de ser tanta su importancia se escriben pocas topografías. A pesar del interés práctico que tienen, están en un lamentable abandono Es evidente que los agentes de la naturaleza influyen poderosamente sobre la patología y fisiología de los individuos.
Razona sobre la influencia del medio ambiente sobre la producción de las enfermedades
En cuanto que el hombre es cosmopolita, el clima globalmente considerado influye poderosamente sobre la producción, el curso y la curación de sus enfermedades, sobre el modo de producirlas y hasta la manera de curarlas, distintas cada una según las localidades en que el hombre resida; a continuación trata sobre la importancia de la naturaleza de los terrenos, de los vientos, de la presión atmosférica, el agua, el magnetismo terrestre, la electricidad atmosférica y la acción de la luz.
En el apartado II titulado “Bibliografía” (que en el manuscrito no tiene encabezamiento), relaciona una especie de historia de las topografías médicas de España y de América. Menciona algunas en un párrafo tomado casi textualmente de Hernández Morejón, proporcionando una suficiente relación de topografía médicas anteriores al siglo XIX.
En el Capítulo III titulado “Las principales condiciones Topográficas de la Ciudad de Cuevas” Comienza con una reseña histórica de Cuevas y aspectos demográficos de la localidad (20.281 almas); siguen datos sobre la historia de Cuevas: los primeros pobladores los romanos- con el singular hallazgo de una lápida romana hallada en Villaricos y estudiada y transcrita el sabio murciano Antonio Canovas y Cobeño.
Proporciona otros detalles históricos como el terremoto de 1867 y también hace una descripción de Cuevas durante los años inmediatamente anteriores a 1879.Pero sobre todo, ofrece información sobre la época de su ejercicio profesional en Cuevas(de 1874 a 1879)y sobre el ambiente económico, la minería y las clases sociales. Diserta luego sobre el ambiente epidemiológico y su concepción de las enfermedades epidémicas que corresponde todavía a las teorías prebacterianas en el sentido de que considera las epidemias como atribuidas a la contaminación ambiental desde unos focos “pestíferos” que serían en este caso los pantanos. Sus ideas avanzadas y progresistas en temas de salubridad ambiental -que luego se reafirmará en sus posteriores publicaciones-al hablar de Villaricos y de sus aguas estancadas que sería el origen de las exalaciones(sic) pestíferas las que producen las enfermedades: son las concepciones e ideas fisiopatológicas del romanticismo.
Sus ideas contagionistas persisten al explicar el porqué no se da el cólera, la fiebre amarilla o la peste de mas de 800 metros.
La obra contiene una descripción la ciudad, de sus monumentos, el castillo, la iglesia y el hospital, las calles y las viviendas. Deteniéndose en la poca o absoluta falta de salubridad de las cuevas (viviendas excavadas en las laderas de río y de algunos montes que dan nombre al pueblo)
El IV dedicado a los aspectos geológicos, es un extenso capítulo muy documentado y detallado. Este capítulo diferencia la topografía de Doménech, de otras de su tiempo o anteriores que no dedican o no pueden dedicar tanto lujo de detalles a estas cuestiones de la geografía médica. Doménech se mueve en un ambiente propicio para que estos estudios proliferen. Sus ideas son fomentadas por sabios ingenieros y científicos que vienen de Europa buscando trabajar y hacer fortuna al amparo del auge de las minas. Tanto es así que este capítulo ofrece aspectos que poco tienen que ver con la medicina.
Comienza hablando sobre la orografía del terreno haciendo observar que el término de Cuevas es al decir de un eminente geólogo “una maravilla geológica”. Describe los diversos cerros, cabezos y sierras que rodean el pueblo con su composición mineralógica y geológica. Son terrenos muy ricos en minerales que han originado una gran riqueza minera. Hay abundancia de fósiles en especial en el sitio llamado Cirera, lugar rico en osamentas de dimensiones colosales y “panteón de innumerables gigantes del reino animal”. Refiere el descubrimiento por parte del geólogo Roswag de un enorme armazón llamado el “fósil de Cuevas” un gran esqueleto de 23 metros de longitud del que se sacan trozos, dibujos y fotografías que se envían al museo de Historia Natural de Madrid. A partir de estos hallazgos la gente se entusiasmó y se forma en Cuevas el llamado Circulo Geológico Cuevense que preside Roswag nombrando presidente honorario al geólogo español Vilanova y a Antonio de Falces.
El llamado “Círculo geológico cuevense” es una muestra de lo que pudo ser una brillante sociedad científica positivista frustrada por las rencillas o intereses particulares del pueblo. Causas que Doménech no explica tal vez por prudencia o miedo de herir a alguien, pero que tampoco se calla intentando denunciar la desidia de algunos que pudieron tener algo importante en el pueblo y lo echaron a perder (en este caso el Circulo geológico..).
Continúa éste capítulo con la interesante inserción de una “Nota Geognostica” (proporcionada por Roswag y que ocupa once paginadse las 74 de la Memoria..)Esta “Nota..” es un detallado estudio geológico del termino municipal cuevense en el que hay datos, no solo geológicos sino también económicos. Mas de cien millones de reales anuales producen las minas, con 52 millones de reales en plomo y 57 millones de reales de plata etc. y una producción de mas de 28 toneladas de plomo argentífero. Esto hace que haya una multiplicación de servicios de transporte marítimo y terrestre en contraposición con la agricultura que por la falta de lluvias se considera pobre. La riqueza minera en Sierra Almagrera conlleva la existencia de 140 minas fundamentalmente de “plomos argentíferos”. Otros distritos son también ricos en minerales. Continua con descripciones detalladas de la geología y paleontología de la zona digna de ser estudiados por cualquier geólogo, paleontólogo o arqueólogo que aun hoy quiera acercarse a la zona, pues Roswag sostiene que tanto los antiguos enclaves de Portilla y Barea fueron enterrados por un terremoto. Barea estaría situada al sur de la ciudad de la Vera moderna.
El informe que le proporciona su amigo el ingeniero de minas afincado en Cuevas Roswag es un estudio que se puede considerar demasiado extenso en comparación con la flora, la fauna y la climatología o las enfermedades que aun siendo tan ricas en la zona, no las estudia con la extensión conveniente.
Es por lo que el capítulo V dedicado a la flora y la fauna no es tan rico en detalles como el anterior. Tras describir la importancia de los vegetales en la naturaleza y sus innumerables virtudes curativas que les llevaron en la antigüedad a ser adoradas por algunas civilizaciones, los componentes terapéuticos de la “flora médica” solo han sido descubiertos científicamente en tiempos recientes por farmacólogos europeos. Al comenzar su estudio de la flora médica de Cuevas asegura no ser abundante en la localidad. Sabemos hoy que esto no es así sino todo lo contrario. Enumera no más de ochenta especies que menciona con la calificación de Linneo. Estos aspectos los trata dignamente pero no con la abundancia de datos que refiere a la Geología, ya que enumera como digo, solo unas ochenta plantas de las que más abundan en la zona. La Flora no la conoce bien, en comparación con la geología y la paleontología, ciencias que “estaban de moda” en un ambiente en el que las minas de Sierra Almagrera estaban en pleno auge y producción, habiendo venido, por tanto, a Cuevas diferentes ingenieros, y científicos de Europa, que dinamizan tanto el ambiente cultural, como el científico y económico, hasta llegar a promoverse como Doménech afirma en su Topografía la idea de crear una universidad en este pueblo del levante.
El estudio de la flora cabe haber sido más profundo o exhaustivo.
Respecto a la fauna, describe las especies más comunes de la zona, siendo de notar como delata la abundancia de otras, que hoy son mucho menos abundantes, sino extinguidas: como las águilas, buitres, gatos monteses, comadrejas y halcones.También es descuidada la enumeración ya que solamente refiere 28 especies animales.
El capítulo VI está dedicado al Estudio hidrográfico: Razona de la importancia del agua en el sentido de ser uno de los cuatro elementos aristotélicos y esencial para la vida, con un canto a la excelencia del agua como elemento imprescindible para la subsistencia y para la salud y como remedio útil de ciertos padecimientos. La zona estudiada siendo tan pródiga en minerales, es por contraposición muy pobre en agua (determinismo climático). En el apartado de Hidrología insiste en nuestro problema atávico de la sequía , que junto a las grandes y terribles y cíclicas inundaciones eran y lo son problemas ancestrales de nuestras tierras.
Al hablar de la sequía que atribuye a la tala de árboles, transcribe un párrafo de la subcomisión para llevar a cabo las obras de traída del agua a Cuevas (concretamente el párrafo quinto y el párrafo séptimo). Espera el agua... y esta esperanza se convierte en un discurso poético (Memoria. p. 63) La historia que cuenta a continuación sobre la traída de las aguas se anticipa a las historias que cuentan en tiempos recientes Molina Sánchez y Fernández Bolea. La “Memoria...”se redacta en plenas maniobras de la traída de las aguas potables a Cuevas. Este asunto queda reflejado con detalle dentro de la obra donde se refiere al acto de la inauguración del acueducto para la traída del agua, y la asistencia del autor dicho acto. Molina Sánchez (1988) lo expone también, testificando que al mismo, por su importancia, entre otras muchas personalidades acuden cuatro médicos, uno de los cuales era el Doctor Doménech.


Aquí puede ir la foto de dicha inauguración

Más preocupaciones por los temas del agua refiere en el epígrafe referente a la Atmosferología donde denuncia las condiciones de insalubridad de la población por falta entre otras cosas de agua corriente Y denuncia también, ciertas condiciones desfavorables para la salud, como los estancamientos de las aguas en algunos lugares de la jurisdicción. Tal es el caso de Villaricos.
El Capítulo VII que titula “Atmosferología” al hablar del aire recurre otra vez al consabido tratado Hipocrático ya citado, el libro de los “Aires, Aguas y Lugares”. Dice que Cuevas goza de un aire puro y respirable, menos en Villaricos, porque en este lugar se encharcan las aguas produciéndose en los meses del verano abundantes casos de paludismo; también vician el aire las numerosas fundiciones de materiales plúmbeos cuyas emanaciones producen algunos casos de “cólico saturnino”. Pero se consuela diciendo que estos focos de emanaciones están 9 o 10 kilómetros de la población. La contaminación atmosférica le preocupaba bastante como vemos. Enumera, acto seguido, los componentes atmosféricos y condiciones topográficas que concurren en la producción de enfermedades como la temperatura y su importancia para la salud (es considerada la de esta ciudad como muy elevada: 49º de máximas y 11ª de mínimas) La temperatura alta influye en el adelanto de la pubertad y en el brote de las hojas que brotan a finales de febrero o primeros de marzo. Esta bonanza climática influye en el cultivo con éxito del olivo, el naranjo y la vid. Sobre la electricidad aclara que hay poco fluido eléctrico por no existir en el término bosques y por esta ausencia de bosques tampoco llueve Sobre los s vientos manifiesta que predominan los ponientes y solo llueve con los pocos días en que sopla el levante; habla de un “vendaval” que se produce solo en agosto en la costa y que dura cuatro días. El clima lo califica entre los templados escesivos(sic)) y de las estaciones sólo se conocen tres: el otoño, la primavera y el estío. Termina este capítulo con lo que concierne a los caracteres individuales de los habitantes de Cuevas con elogios, tanto a sus características físicas, como a sus características morales.
El capitulo VIII lo dedica a la situación patológica de la localidad condicionada por el trabajo de una mayoría de la población en las minas (140 minas que menciona Roswag)
En el apartado dedicado a las afecciones internas, evolución y conjetura de sus causas enumera fiebres diversas de carácter estacional como la gripe...que llama “no me iré sin verte” e indica, además, que no abunda ni el tifus ni la fiebre tifoidea.
Como es natural se detiene en los procesos patológicos que se producen como especies morbosas especiales por el duro trabajo de las minas, describiendo varias enfermedades que podían considerarse como enfermedades profesionales propias de los mineros.
Es éste epígrafe, un breve tratado de Medicina laboral. En él se hace una interesante aportación sobre las enfermedades propias de los mineros. Se que menciona y trata extensamente la llamada “Melanosis pulmonar” (conocida en Cuevas como “Fatiga de los mineros”) afección en la que se extiende por ser una dolencia exclusiva de los trabajadores de las minas y que él conoce y describe cuidadamente como buen observador médico. No sabe su origen, pero se sintetiza anatómico-clínicamente como una fibrosis pulmonar. Tras describir lo que ve en los pulmones de los mineros tras las autopsias judiciales termina diciendo que la melanosis acaba siempre fatalmente “en un largo y penoso marasmo”(p.78)
La tuberculosis (“terrible azote que diezma la juventud”) la atribuye a la consanguinidad como ya lo hiciera José Espinosa Díaz en su “Instrucción higiénica general” (1855) a las clases mas acomodas y jóvenes. El “Cólico saturnino” lo hace debido al una intoxicación crónica por plomo (había muchas fábricas para fundir plomo en la zona)
Al tratar de la Patología externa opina que abundan las heridas y los traumatismos propios de los mineros. De las heridas causadas por desprendimientos de los terrenos, por caídas desde alturas, porque los mineros no guardan las debidas precauciones. Las heridas van desde las mas leves hasta las más horribles mutilaciones.
A pesar de haber emparentado con la clase alta, en el Doctor Doménech Sáez se ven vislumbres de preocupaciones sociales en cuanto a medicina se refiere. Y atisbos de una medicina social (uno de los primeros del siglo XIX en Almería) Véase sino la frase: ”la completa mutilación del desgraciado trabajador de minas, que en el cumplimiento de sus sagrados deberes, para satisfacer las urgentes necesidades de su numerosa familia se ve precisado aceptar tan rudas como peligrosas faenas”.
Son frecuentes también como es lógico, las fracturas. Tanto estas como las heridas han de intervenirse quirúrgicamente y por suerte no surgen demasiadas complicaciones graves como serian la llamada “podredumbre del hospital”, la reabsorción pútrida, o el “delirio nervioso” o “tétanos”, debido a las excelentes condiciones del hospital donde son operados “estos desgraciados.”
Abundan las quemaduras con pólvora en las minas hay que emplear barrenos (explosivos) Ofrece así una clasificación de las quemaduras hoy olvidada, que no obsoleta, que clasifica del grado uno al sexto de Dupuytren. Habla posteriormente de las hernias producidas por los esfuerzos.
Las fístulas del ano son también frecuentes, a causa del llamado “vicio herpético”, Alude luego a los ántrax malignos a veces fatales, y a las conjuntivitis granulosas y estaciónales.
Mas afecciones externas serían: el eccema crónico, herpes escamoso etc., liquen, el impétigo que atribuye a los contactos de los trabajadores con las bestias de carga muy abundantes como consecuencia de la industria minera. Hace hincapié sobre el carbunco, del que dice que siempre acaba de una manera feliz (esto es cuando no había antibióticos ya respondía a los tratamientos de la época)
Así termina su exposición sobre la patología reinante en la ciudad de Cuevas de Vera.

Las obras de Doménech son una muestra del pensamiento científico en España a fínales del siglo XIX en un mediano médico de provincias. Son una demostración además de la situación de las ciencias por los años de 1875 en España y en especial en Almería. Eran unos momentos en que se estaban replanteando una serie de cambios científicos arrastrados de siglos anteriores, replanteamientos globales positivistas, evolucionistas y del materialismo científico carro al que se agarra Doménech plenamente. Esto lo denota su activa participación en los foros de discusión almerienses hacia la dos últimas décadas del siglo.


5. LOS AFORISMOS DEL DOCTOR DOMÉNECH


A lo largo de toda su obra, tanto en la “Memoria...” como en los catorce artículos médicos localizados, Doménech da a conocer una serie de pensamientos arrancados unos de los autores clásicos otros de los autores modernos y otros de su cosecha. La abundancia del uso de los aforismos denota la filosofía de un pensamiento médico con matices románticos y actitudes positivistas. El los llama “principios de filosofía patológica”. (Revista de Medicina y Cirugía Prácticas, 1879, p.213)

“Es una verdad axiomática que el constante estudio en perfecta unión con una poderosa inteligencia, es la antorcha que ilumina los difíciles y tortuosos senderos que hay que recorrer para llegar a ocupar los primeros puestos de la sociedad”

“Todo cuanto se escriba sobre la tisis, no es más que sembrar rosas blancas en el camino del sepulcro” (Valera de Montes)

“Descubrir las cosas ignoradas y que después de descubiertas producen algún bien o concluir las que estuviesen a medio hacer; tal es la obra de la inteligencia” (Hipócrates)

“Las topografías médicas son de tanta importancia al profesor de la ciencia de curar, como los mapas al guerrero y al estadista” (De Hernández Morejón)

“La salud es la base de la felicidad en las familias y fecundo manantial de riqueza en las naciones”

“La salud es el mas preciado bien que puede atesorar el rico y la única propiedad que el pobre tiene” (Ossterlink)

“El conocimiento y estudio de las localidades, es tan útil al médico, como el conocimiento y estudio de la naturaleza, de cada individuo” (Galeno)

“Salus populi supremam lex est”

Mejor prevenir que curar.

“No puede ser buen médico el que al pulsar no alce los ojos al cielo” (Hipócrates) Al referirse a la importancia de la climatología en la Medicina”


6. INDICE DE ALGUNOS HECHOS HISTÓRICOS QUE APARECEN EN LA MEMORIA MÉDICO -TOPOGRÁFICA

1867: Intensos terremotos en Cuevas y en sus inmediaciones que hicieron huir a la población durante varios meses.

1874: Epidemia de viruela en Cuevas con un elevado índice de mortalidad.

1875: Hallazgo en Villaricos de una lápida Romana que fue estudiada y traducida del latín por el prestigioso arqueólogo y naturalista (también médico) don Francisco Canovas Cobeño

1876: Censo sobre la Población de Cuevas de Vera que arroja un número de 20.281 almas.

1878: Obras en el en de San Francisco con la idea de instalar en él un Colegio de Segunda enseñanza con intención o de crear posteriormente una Universidad católica regida por los Jesuitas.

3 de febrero de 1879: fallece en Cuevas a los 23 años de edad doña Blanca Flores Flores, esposa de Don José Doménech Sáez, dejando dos hijos de corta edad.

Marzo de 1879: Epidemia de sarampión en Cuevas que dura hasta Julio del mismo año. La benignidad dela epidemia en la primavera se convierte en una enorme gravedad durante los meses de junio y Julio, donde la mortandad por esta enfermedad en los niños es grande.

Septiembre de 1879: José Doménech Sáez envía a Barcelona el manuscrito original de su “Memoria médico topográfica...” que resulta premiada por la real Academia de Medicina de Barcelona.

1879: Fundación del “Círculo Artístico y Literario de la Ciudad de Cuevas del que el doctor Doménech Sáez dice honrarse en pertenecer.
1879: Se da la primera velada literaria en el Círculo Artístico Literario en honor del benefactor José María Muñoz cuando este hace su primera visita a Cuevas.

1876-79: Fundación del Círculo Geológico de Cuevas presidido por el ingeniero y geólogo Sr. Roswag

14 de octubre de 1879: Inundaciones de Cuevas en toda la cuenca del Almanzora.

13 de diciembre 1879: Inauguración del acueducto de las obras para la traída de agua potable a Cuevas cuya acta notarial firma junto a otras personalidades de la ciudad


III.BIBLIOGRAFÍA


1. - FUENTES MANUSCRITAS

ARCHIVO DE LA EXCELENTÍSIMA DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE ALMERIA

ARCHIVO HISTÓRICO DE VERA. Libro del Hospital. de San Agustín

ARCHIVO MUNICIPAL DE ALMERIA

ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE ALMERIA. Actas.

ARCHIVO PARROQUIAL DE ANTAS. Bautismos.

ARCHIVO PARROQUIAL DE CUEVAS DE ALMANZORA.

ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE ALMERIA. Actas.

ARCHIVO HISTORICO PROVINCIAL DE ALMERIA

ARCHIVO HISTORICO UNIVERSITARIO DE LA UNIVERSIDAD DE GRANADA.

REGISTRO CIVIL DE ALMERIA. Defunciones.

REGISTRO CIVIL DE CUEVAS DE Almanzora

DOMÉNECH SÁEZ; José: Manuscrito de la MEMORIA MÉDICO-TOPOGRÁFICA DE LA CIUDAD DE CUEVAS EN LA PROVINCIA DE ALMERÍA(1879), premiado por la Real Academia de Medicina de Barcelona. S; caja IV, 6) Está referenciado en: VALLRIBERA I PUIG, Pere. Les topografíes mèdiques de la Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya.
Barcelona, PPU, 2000, p: 107.


2. - FUENTES IMPRESAS

CLEMENTE RUBIO, Simón de Rojas (2003) Viaje a Andalucía. ”Historia natural del reino de Granada” (1804-1809) Edición, trascripción, estudio e índices de Antonio Gil Albarracín.

DOMÉNECH SÁEZ; José “MEMORIA MÉDICO-TOPOGRÁFICA DE LA CIUDAD DE CUEVAS EN LA PROVINCIA DE ALMERÍA”. Almería (1880)

ESPINOSA Cristóbal José: "Instrucción higiénica general para la preservación del el cólera- morbo-asiático, dedicada a los habitantes de la villa de Berja", Almería, imprenta de D. Mariano Álvarez.1855

FERNÁNDEZ NAVARRETE; Francisco: “Cielo y suelo Granadino” (1732). Transcripción, edición, estudio e índices de Antonio Gil Albarracín. Almería-Barcelona, 1997.


CRONICA MERIDIONAL, La: Periódico de Almeria fundado en 1860.

DOMENECH SAEZ, José (1884): "Utilidad del estudio de la geografia médica". Revista de Almería, nº 6, IV (junio) pp. 321-324.

ANFITEATRO ANATÓMICO ESPAÑOL, Revista de Medicina del siglo XIX.

ESTEBAN JUAN, Vicente: Memoria descriptiva del Hospital de Ntra. Señora del Carmen en Sierra Almagrera (1884) Editada en Cuevas del Almanzora.

LA CRÓNICA MERIDIONAL (diario de Almería)

LA INDEPENDENCIA (Periódico conservador y monárquico de derechas de Almería.

LA VOZ MÉDICA. Revista médica publicada en Almería desde enero de 1884 hasta agosto de 1885. 20 números de 32 páginas cada uno.


LISTA DE COLEGIADOS DE 1911 (Ilmo. Colegio Oficial de Médicos de Almería. Relación de los Sres. Médicos que han sacado patente en el año 1911. Manuscrito del Iltre. Colegio Oficial de Médicos de Almería)


3. - BIBLIOGRAFIA GENERAL

ALBARRACÍN TEULÓN, A. (1974): ”La asistencia médica en el Siglo XIX”. Cuadernos de Historia de la Medicina Española, XIII, pp. 133-205.

CASCO SOLIS, Juan: (2001) ”Las topografías médicas: revisión y cronología”. Ascclepio. C.S.I.C. Vol. LIII. Fasc. 1pp.213-244. Madrid.

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DANÓN BRETOS, J: (1974): "Médicos y Cirujanos andaluces en Cataluña entre 1796 y 1850". Actas del IV Congreso de Historia de la Medicina Española. Vol. I.
FALCES YESARES, Antonio (1883): Memoria histórica y descriptiva de Sierra Almagrera. El minero de Almagrera. Cuevas de Almanzora.

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VERDAGAY Y FLORES, Francisco (1979): Prensa almeriense (1900-1931) Almería.


IV. INDICE DE MÉDICOS Y CIENTÍFICOS QUE APARECEN EN EL TEXTO Y EN LAS NOTAS


ALARCÓN SEGURA José Miguel: Médico en Cuevas de Almanzora por los años de 1880. Licenciado el 17 de junio de 1874. Médico–Cirujano que solicita la plaza de Médico-cirujano del hospital de Nuestra Señora del Carmen del Jaroso en Cuevas en 1875.

ALARCON SEGURA, Pedro: ejerce en Cuevas del Almanzora por la década de 1880-90 y hasta principios del siglo XX.

ALCINA, Benito: Rodríguez Méndez junto con Méndez Alvaro y Benito Alcina formaban según PULIDO Y FERNÁNDEZ, Angel (1883): De la Medicina y los médicos, p.232 “la trinidad” “consagrada a cuestiones de higiene”.

BAGES, Francisco José: Médico de Berja. Ejerció varios años como médico en las minas de Gádor a mediados del sigo XIX.

ELIE DE BEAUMONT: Evolucionista francés.

BORUS(O BORUX) Jaime: Cirujano de Almería hacia 1837.

BELTRAN CARMONA Antonio: Médico-cirujano de Huércal Overa, hacia 1882.

CAICEDO MARTINEZ, Francisco: Cirujano en Cuevas de Vera, en 1848.

CAJAL (Santiago Ramón y Cajal): Premio Nóbel de Medicina en 1906.

CANO LÓPEZ, Pedro: Profesor de Cirugía menor en Garrucha en 1880.

CANOVAS Y COBEÑO, Don Francisco: “ilustrado médico” de Lorca que traduce del latín la lápida que se encuentra en Villaricos por el año de 1875.

CAPARROS FLORES, Antonio: Natural de Turre (Almería) Graduado en la Facultad de Medicina de Valladolid en 1-VI-1872.

CARMONA, Enrique: Aspira a la plaza de médico del Hospital de Cuevas en 1875.

CASANOVA, N.: Médico Que solicita la plaza de Médico-cirujano del hospital de Nuestra Señora del Carmen del Jaroso en Cuevas de Almanzora.

CASANOVA SOS, Francisco: Médico Licenciado el 30/10/1897, con residencia en Cuevas de Almanzora en 1908, colegiado nº 102. Asesinado en la Guerra Civil

CASTRO MULERO Pedro: ejerce en Cuevas de Almanzora en la década de 1880-1890.

CORDERO FERRER, Antonio: Médico que ejerce en Almería en la segunda mitad del siglo XIX.

CORDERO MECA Francisco: Médico que ejerce en Almería en la segunda mitad del siglo XIX.

CORDERO SOROA, José: Médico que ejerce en Almería en la segunda mitad del siglo XIX.

COTÁN Y BOSCA, Francisco: que 1880-90 siendo, además, accionista de minas.

COTAN MOLINS, José: Médico que ejerce en Cuevas hacia 1836-48.

CREUS Y MANSO Juan: Glorioso anatomista español del siglo XIX.

CRUZ MARTINEZ, Manuel: Inconfundible cirujano que ejerce en Vera por los años de 1844-1849.

DARWIN: Celebérrimo científico padre del evolucionismo

DOMÉNECH SAEZ, José, (1850-1913): Médico almeriense representativo de la “generación de sabios” de finales del siglo XIX.

DOMENECH SAEZ, Francisco (1854-D.1911): Médico de Antas en 1885.Colaborador de la Voz Médica.


DURBÁN OROZCO, Felipe (1876-d.1910): Médico titular de Garrucha a finales del siglo XIX y principios del XX.

EDISON: Ingenioso inventor norteamericano

ESCULAPIO: Médico mitológico griego

ESPINA Y CAPÓ, Antonio: insigne médico del siglo XIX.

ESPINOSA DIAZ, Cristóbal José (1819-1884): Médico, escritor y publicista almeriense.

FALCES YESARES, Antonio: Director facultativo de minas. Autor del proyecto de la capilla del Carmen en la Iglesia y arrecifado de las calles de Cuevas. Varias condecoraciones civiles y militares.

FERNÁNDEZ NAVARRETE, Francisco: Catedrático de medicina de Granada. Siglo XVIII autor de Cielo y suelo Granadino (1732)

FERNANDEZ PALACIOS, Antonio (1850-1922): Médico y publicista almeriense de finales del siglo XIX.

FRAGOSO: Cirujano español renacentista.

GALILEO (1564-1642): Científico italiano.

GALENO (129-200 A. C.): El más famoso de los médicos romanos.

GARRIDO LOPEZ, Diego: Médico dimisionario del Hospital del Jaroso en Cuevas del Almanzora (1875)

GÓMEZ ORLAND, Vicente: Médico de Baños de Sierra Alhamilla en el siglo XIX.

GÓMEZ ROSENDE, José: Médico almeriense del siglo Médico XIX.


GARCIA RAMOS, José Antonio (1946-d.2006): Médico de Albox.

GEA, Pedro: Médico de Garrucha a finales del siglo XIX y principios del XX.

GRIMA DE LOS RIOS, Pedro: Medico de Garrucha en 1882. Era masón.

HERNÁNDEZ MOREJÓN, Antonio: Historiador de la Medicina Española en el siglo XIX.

HIPÓCRATES “EL GRANDE HIPÓCRATES”: El más grande de los médicos.

IDAÑEZ, DOMÍNGUEZ, Eduardo: Médico titular de Almería en el siglo XIX.

JUAN Y BLANES, Vicente (1812-1885): Médico-Cirujano en Cuevas de Vera. ”Ilustrado y competente tocólogo” Era médico del Hospital del Jaroso.

JUAN ESTEBAN (BLANES), Vicente (1854-1942): Prestigioso oculista, discípulo del doctor Albitos, natural de Cuevas de Almanzora que ejerce en Cuevas y en Almería.

LABORDA, Mariano: Médico almeriense del siglo XIX que ejerce en Cuevas y en Almería posteriormente.

LACAL MONTENEGRO, Antonio (1851-1924): Médico de Garrucha, natural de Fines.

LAFUENTE DOMINGUEZ, MODESTO (h.1860, d.1928): Médico que ejerce en Almería en la segunda mitad del siglo XIX.

LATORRE CAMPOY, Tomas: Licenciado en Medicina nombrado médico titular de Vera en 1847.

LATORRE, José de: Médico de Garrucha en 1845.

LAVOSIER: Ilustre químico francés del siglo XVIII.

LINNEO (1707-1778): Célebre naturalista.

LETAMENDI, José: Ejemplo de la medicina romántica española del siglo XIX.

LITRÁN LOPEZ, José (+1889): Médico adepto al masonismo residente en Almería.

MARTÍNEZ GARCÍA, Rafael: célebre médico almeriense del siglo XIX nacido en Uleila del Campo.

MARTÍNEZ VALERO, Antonio: Médico que solicita la plaza de Médico-cirujano del hospital de Nuestra Señora del Carmen en Jaroso de Cuevas de Almanzora. (El Minero de Almagrera, 8 de enero de 1875, nº 46)

MASOTI ARROYO, Arturo: Médico de Cartagena por los años de 1884-85. Autor de la obra: La prostitución en sus relaciones con la moral y la ciencia médica.

MENDEZ ALVARO: Notable médico español del siglo XIX.

MERCADO, LUIS: Médico Español renacentista.

MOLINA CAPEL, Gaspar (1817-1872): Médico y profesor del Instituto de Almería. Cuñado y preceptor de Nicolás Salmerón.

MORALES LUPIÓN, OLALLO: Director del observatorio meteorológico de Almería. Proporciona datos meteorológicos de la ciudad a José Doménech Sáez que éste inserta en sus trabajos de epidemiología de la difteria en 1883.

MORALES PÉREZ, DON ANTONIO: Catedrático de operaciones de la Facultad de Medicina de Barcelona.1879.

MOYA FERNÁNDEZ: Juan de: Dentista. En “El Minero de Almagrera” de 8 de septiembre de 1876 aparece el anuncio de su llegada a Cuevas del Almanzora.

NAVARRO, LUCAS: Médico de Cuevas de Almanzora en 1811.

NAVARRO ALARCÓN, José: Ejerce en Cuevas por la década de 1880-.90

OLMOS GOMEZ, Ramón: Ejerce en Vera en 1908.

ORTUÑO Jerónimo: Profesor de Cirugía. Cirujano en Huércal- Overa Vera hacia 1845.

ORTUÑO ORTEGA, Jerónimo (1857-1937): . Médico Titular de Taberno y de Huercal-Overa.

PALACIOS CARREÑO, León: Médico titular de Almería en el siglo XIX.

Dr. R. PALLÉS: Cirujano dentista de la Escuela americana que se establece en Cuevas de Almanzora en 1876.

PALMIER, Enrique: Oculista de París. Licenciado en Medicina y Cirugía. Se establece en Vera en 1876.

PERALTA VAQUERO, Manuel: Médico que ejerce en Cuevas de Almanzora hacia 1880-1890.
.
PÉREZ, VICENTE: del siglo XVIII conocido como el “médico del agua” y habla de las inmersiones en nieve que se solían practicar para curar en Rusia.

PÉREZ DOMÉNECH, Antonio: Médico que ejerce muchos años en Cuevas de Almanzora a caballo entre el siglo XIX y XX.

PEREZ DE HERRERA: Médico español renacentista.

PEREZ IBÁÑEZ, Eduardo: Médico y Alcalde de Almería a finales del siglo XIX y principios del XX.

PÉREZ LÓPEZ, Andrés (1823-1902): Médico que ejerce en Cuevas de Almanzora hacia 1880-90. Era accionista de minas.

PULIDO Y FERNÁNDEZ, Ángel (1883): Autor de la obra De la Medicina y los médicos, p.232

RAVERET-WATTEL, C: Autor de "El eucaliptus", A.A.E., 1879 (161): 210-211; (162): 222-224.

ROCAFULL DE MONTES, José: Médico y político de Almería capital a finales del siglo XIX y principios del XX.

RODRIGUEZ CARREÑO, Manuel: Médico titular de Almería en el siglo XIX.

RODRÍGUEZ MÉNDEZ, Rafael. El doctor Rodríguez Méndez era también quien por entonces dirigía o manejaba la Real Academia de Medicina de Barcelona.

ROSWAG: Ingeniero de minas de la Escuela Nacional de París y miembro de la Sociedad Geológica de Francia presidente del llamado Circulo Geológico Cuevense.

ROUX, Paúl Emile (1853-1933): Bacteriólogo francés que entre otras muchas investigaciones descubrió la patogenidad de la toxina producida por el bacilo diftérico.

RULL, Juan de: Presidente de la Real Academia de Medicina de Barcelona en 1879.

SAGREDO, Rufino(1987): Autor de Flora de Almería. Edit. Diputación Provincial. Almería.

SALVADOR DOMÍNGUEZ, Juan (1847-1904): Médico titular de Almería en el siglo XIX.

SÁNCHEZ MARTINEZ, Ezequiel (1850-1903): Médico librepensador de Albox.

SERVET, Miguel: Según Doménech “sacrificado en su propia patria”

SIRET: Arqueólogo francés afincado en Cuevas de Almanzora a finales del siglo XIX

SOLSONA, Juan Bautista: En 1824, edita en Almería la obra: Examen de las aguas medicinales que se hallan en el Reyno de Granada.


TORRES SOLA, Antonio: Médico forense en Vera en 1889. Era masón.Luego fue médico de Prisiones en Madrid.

TROUSSEAU: Médico del Hôtel de Dieu de París. A continuación expone cinco casos de su experiencia en Cuevas desde 1874 a 1878.

VALERA DE MONTES; Eminente médico gallego. Catedrático. Siglo XIX. Le llamaban “La perla de Fonseca”.

VALVERDE CAZORLA, Leopoldo: Médico titular de Almería en el siglo XIX.

DOCTOR VELASCO: Anatómico madrileño famoso director del “El anfiteatro anatómico español” donde colabora Doménech Sáez en 1879 y 1880. Este apasionado y sabio médico tenía disecado en un museo anatómico el cadáver de su propia hija fallecida cuando era adolescente.

DR. VERDEJO: Médico y alcalde de Almería a finales del siglo XIX y principios del XX.

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