lunes, 31 de octubre de 2011

DÍAZ ANTUNEZ Vicente (1848-d.1882)

DÍAZ ANTUNEZ Vicente (1848-d.1882)

Médico. Nació en 1848.
Era masón y con el nombre simbólico de Krause fue miembro fundador de la logia masónica de Vera denominada logia Perfección. Fue iniciado el 6 de septiembre de 1882.Consta que pasó a vivir a Almería en aquel mismo año.



GONZALEZ VERA Sr.(Finales del siglo XIX)


27 AGOSTO 1898
El Ferrocarril, 13 de julio de 1898












GONZALEZ VERA Sr.(Finales del siglo XIX)

Cirujano dentista. Se anuncia en La Crónica Meridional en noviembre de 1894: “... ha salido de esta capital con dirección a Cuevas, Baza y Guadix, donde ha sido llamado para ejecutar sus servicios profesionales, regresando en breve para no salir de Almería. Su domicilio, Paseo del Príncipe, 22”









martes, 25 de octubre de 2011

POBO ROMERO Antonio (Primer tercio del siglo XIX)

POBO ROMERO Antonio (Primer tercio del siglo XIX)

Médico cirujano. Natural de Albox (Almería).
Nivel de Descripción:
Unidad Documental Compuesta
Expediente de Antonio Pobo Romero, alumno del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos. Natural de Albox (Almería). Médico cirujano. Contiene: Solicitud de Admisión.
Fecha Formación:
1838 - 1838
Estado de Conservación:MALO
Observaciones sobre el Estado de Conservación:
Ilegible. Expediente muy deteriorado por manchas de humedad.
ÁREA DE IDENTIFICACIÓN
Código de Referencia:
ES.28079.AHN/1.1.2.62.1//UNIVERSIDADES,1239,Exp.150

POVO Antonio (Primer tercio del siglo XIX)

POVO Antonio (Primer tercio del siglo XIX)

Médico de Macael hacia 1805.Figura como informante en CLEMENTE RUBIO, Simón de Rojas (2003).Viaje a Andalucía.”Historia natural del reino de Granada”(1804-

jueves, 20 de octubre de 2011

PÉREZ GÓMEZ José (1846-d.1901)

PÉREZ GÓMEZ José (1846-d.1901)

Natural y vecino de Adra. Licenciado el 24 de Noviembre de 1871.
Médico y masón (1886.)Vivía en la Carrera de la playa y tenía 36 años. Adquiere el grado 18 y el título de “venerable maestro” del masonismo desde el 13 de marzo de 1886, en la Logia de Adra. Venerable maestro grado 3 de la Logia masónica Hijos de Abdera de Adra desde 1893 a 1895. Fue miembro del Capítulo Rosa Cruces Iberia de Adra.
Colegiado nº 52, se incorpora al Colegio de Médicos de Almería el 3 de Junio de 1901, con residencia en Adra.
En 1885, se distinguió en su esfuerzo de combatir el cólera en Adra
Uno de los tres médicos de Adra en 1888.
El domingo de Ramos de 1898, sufre un desmayo el célebre sacerdote de Adra, Padre Amat. Fueron avisados los médicos, Don José Pérez, Don Emilio Prieto y Don Aquilino Espejo (los tres médicos de Adra en ese tiempo).Por parte de los médicos y tras ese colapso, se le recomendó la extremaunción Pero no por el Dr. Pérez que era masón y masón que se llevaba mal con los curas., pues precisamente el padre Amat(Joaquín Ramón Amat y Martín) había escrito unos apuntes inéditos llamados “Anales Parroquiales”donde advierte hacia 1886 de la formación de una logia masónica en Adra capitaneada por el médico José Pérez Gómez, e instigada por un forastero también médico.
autógrafo de José Pérez Gómez
En 1884 la logia masónica de Adra alcanza un relativo esplendor, fomentado por José Pérez Gómez que se convierte en reclutador de adeptos, ocupando el cargo de Venerable Maestro, en 1886 con el símbolo “Demófilo”.
El hermano “Demófilo” ocupa un importante papel en el “desmayo” o crisis por la que pasa la Logia de Adra por los años de 1887-1891, convirtiéndose en”alma” de la misma a pesar de la crisis evitando la ruina de la misma. Refundador de la logia en 1891. En enero de 1892, queda como orador, volviendo a dirigir los trabajos de la logia a finales de 1892.
En 1893 y 1894 es “primer experto”, y en noviembre “venerable maestro” En 1895 ídem. Perteneció al capítulo de masones Iberia, de ámbito nacional.
Consta como uno de los más significados republicanos de Adra durante la restauración. Vinculado al republicanismo de Ruiz Zorrilla al igual que ocurriera con el médico albojense Ezequiel Sánchez Martínez, ocupó el cargo de presidente del Partido republicano progresista en 1894.(De Fernando Martínez (2010),p.412)
En 1908 seguía ejerciendo en Adra ,colegiado nº 49.

martes, 18 de octubre de 2011

ROSA ABAD Ramón de la ( Floruit, 1887-88)

ROSA ABAD Ramón de la ( Floruit, 1887-88)

Médico, vecino de Alcolea iniciado en la masonería abderitana el día 9 de enero de 1887(Grado 1, desde esta fecha).En 1888 aún se mantiene en éste taller.





domingo, 16 de octubre de 2011

CORELLA GONZÁLEZ Luis (1859-d.1888)

CORELLA GONZÁLEZ Luis (1859-d.1888)

Médico. Residente en Macael. En 1886 pertenece a la Logia Masónica Almanzora nº 2090(GODE)de Serón(Almería con el nombre simbólico de “Lanuza” grado 1º.Se encontraba eb estado “durmiente” en la masonería en septiembre de 1888).De Martínez López, Fernando :Masones, republicanos y librepensadores en la Almería Contemporánea(1868-1945),p.312.



CAICEDO MÁRQUEZ Enrique (1846- d-1887)

CAICEDO MÁRQUEZ Enrique (1846- d-1887)

Nació en Cuevas de Vera en 1846.Estudia Bachiller en Artes en el Instituto de Almería de 1859 a 1864.Se le expide el título en 1865.
Médico-cirujano de Canjáyar en 1885.En 1887, pertenecía a la Logia Salmeroniana de Alhama de Almería

"Solo podemos agregar que su esposa se llamó María Piedad Viciana y Esteban y que antes de 1910, ya él y su esposa e hijos habían emigrado a Cuba donde continuó practicando la medicina en la provincia de Las Villas, de donde yo soy oriundo.


Gracias nuevamente por el intercambio de datos. Se agradece muchísimo.

Igor Enrique Caicedo
Miami, Florida"


sábado, 15 de octubre de 2011

GARCIA TORRES (1923-1987) Juan Antonio


 


GARCIA TORRES Juan Antonio (Vera 1923-Granada 1987)
MÉDICO ALMERIENSE
Nació en Vera en Agosto de 1923.
Era hijo del médico de Vera Antonio García Segura (+1968) que fue medico titular de Antas y posteriormente Médico de Vera Durante cincuenta años
Su madre doña Maria Dolores Torres López era “mujer de extraordinarias virtudes que supo inculcar en sus hijos una esmerada educación de profundas raíces cristianas” (La Voz de Almería,11 de marzo de 1979,p.17).En el artículo de Juan Miguel Núñez Martínez :”Un hijo de la ciudad, secretario perpetuo de la Real Academia de Medicina de Granada”.
Doña Maria Dolores era hermana de don Juan Antonio Torres López (Biografiado por mí en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia)
Estudió bachillerato en Granada con las máximas calificaciones siendo premio extraordinario en el examen de estado.
“Ya el doctor López Neira descubrió en Juan Antonio las grandes dotes que adornan su cerebro portentoso”
En 1941 ingresó por oposición como alumno interno de la Sección de Clínicas de la Facultad de Medicina de Granada “donde desarrolló una labor eficientísima colaborando activamente con el profesorado
Finaliza en 1947 la carrera de Medicina habiendo obtenido Matrícula de Honor en todas las asignaturas .y la licenciatura con premio extraordinario.
Obtuvo plaza de posgraduado en el Instituto Valdecillas de Santander “donde dejó la impronta de su capacidad y celo revelados en una numerosa casuística lograda en el estudio y preparación de su tesis doctoral en la especialidad de Cardiología”
Al volver a Granada obtiene la plaza de profesor adjunto numerario de Patología Médica. En 1979 es nombrado Secretario Perpetuo de la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental.
Fallece en Granada inesperadamente de una afección cardiaco en 1987
Un hermano suyo; Francisco García Torres ha sido psiquiatra y médico forense en Granada.
Sus méritos académicos y profesionales están mínimamente resumidos en el currículo que adjunto aparecidos en la Revista Actualidad Médica de la que fue director Estos datos me fueron proporcionados amablemente por su hijo Don Jaime García-Torres Entrala,  Abogado Fiscal de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía  junto a sus deseos de intentar organizar un viaje a Vera para reunirse “ con la corporación municipal, para que de alguna forma el pueblo no olvide su nombre, ya que siempre hizo gala de ser natural de Vera. Su padre y mi abuelo fue también el médico del pueblo (Antonio
García Segura)".

BIBLI: GARCÍA TORRES, Juan Antonio: “El granadinismo de Villaespesa”. Ideal.9-IV-1986
MÁS  Y MEJORES  DATOS EN:
JUAN ANTONIO GARCIA TORRES (1923-1987)


ARTÍCULO SOBRE JUAN ANTONIO GARCÍA
TORRES EN LA VOZ DE ALMERÍA EN 1979



CURRICULUM DEL DOCTOR GARCÍA TORRES


CURRICULUM DEL DOCTOR GARCÍA TORRES

jueves, 13 de octubre de 2011

FERNÁNDEZ DESILLES Francisco (activo de 1830-1864)

FERNÁNDEZ DESILLES Francisco (activo de 1830-1864)

Médico. Nombrado subdelegado de Medicina en el partido de Vélez Rubio en 19 de enero de 1844.
Médico de Baños.
Autor de: Memoria de las aguas y baños de Lucainena de las Torres: en cumplimiento de lo prevenido en el reglamento. remite el Escemo.Sr .Presidente del Consejo de Sanidad del Reyno, el director interino de los mismos Francisco Fernández Desilles...,en la temporada de 1862, que empezó en 15 de junio y concluyó en 15 de septiembre”.1862.17 hojas. 1 hoja de tablas, 21 cms. Incluye cuadros estadísticos. Manuscrito firmado. Martínez Reguera, 817.
“Memoria sobre los baños acidulo-salinos-sulfhídricos de la villa de Lucainena de las Torres, que en cumplimiento de lo prevenido en el reglamento...dirige al Ilustrísimo Sr. Director General de Beneficencia y Sanidad,. por el médico director interino de los mismos Francisco Fernández Desilles”.1864.24 hojas,22cm.Incluye cuadro estadístico. Manuscrito firmado, Martínez Reguera, 903.
“Memoria sobre los baños acidulo-salinos-sulfhídricos de la villa de Lucainena de las Torres, que en cumplimiento de lo prevenido en el reglamento...dirige al Ilustrísimo Sr.Director General de Beneficencia y Sanidad. Por el médico director interino de los mismos”1861.17 hojas.21 cm. Incluye cuadros estadísticos. Martínez Reguera, 752..

FERNÁNDEZ BUJANDA Felipe (ca.1847-d.1918)

FERNÁNDEZ BUJANDA Felipe (ca.1847-d.1918)

Licenciado en Medicina el 30 de octubre 1871
Colegiado en Almería nº 90 el día 23 de septiembre 1901
Licenciado el 30-10-1871, en 1908 residía en Cabo de Gata. En 1918 también residía en Cabo de Gata, pero estaba jubilado.

En La Cronica Meridional se publica la siguiente nota referida a la epidemia de gripe que tenía lugar en Almería por éstas fechas.
29.10.1918





“El señor Rodríguez Ferrer ma/nifestó que el médico titular señor/García Algarra, está prestando ser/vicios de importancia en la Cuevas/ de los Medinas y Rambla de Mora/les, como también el practicante Don Pedro Murcia. Además pidió/ que fuera el señor Murcia nom/brado practicante en propiedad y/ que se dieran las gracias al señor/ Garcia Algarra, como así mismo/ jubilar al médico del Cabo de Ga/ta el señor Fernandez Bujanda, por/que cobra derechos por certificados/ y no presta servicio, constituyen/do un abuso que es necesario cas/tigar, y que lo mismo hace el de legado del Juzgado en aquella ba/rriada”



miércoles, 12 de octubre de 2011

CORDERO FERRER Antonio (1848-1908)

CORDERO FERRER Antonio (1848-+ agosto de 1908)

Nació en Almería. Estudia Bachiller en el Instituto de Almería de 1857 a 1862.Cursa estudios de Medicina en Granada de 1862 a 1867.
Médico primero de sanidad Militar en Almería en 1884. En octubre de 1884, junto al doctor Mazzeti, ofrece sus servicios profesionales a las autoridades de Almería para el caso en que la población sufriera el terrible azote del cólera.
Por los años de 1870-80 destaca como uno de los acérrimos defensores de las teorías positivistas, materialistas y evolucionistas cuyos debates y polémicas tienen lugar en el Ateneo almeriense. Redactor de la revista médica La Voz Médica que se edita en Almería en los años de 1884-85, colabora con el artículo: “Higiene de los cuarteles”.
Pertenecía a fines del siglo XIX a la Logia Masónica Amor y Ciencia nº 15 de Almería.
Tradujo un libro

TRATADO PRÁCTICO Y ELEMENTAL DE PATOLOGIA SIFILITICA Y VENEREA.>> Autor: BELHOMME, L. y MARTIN, Aimé.
Trad. Antonio Cordero Ferrer. Imp. Cordero. Almería, 1871. 22,5 cm. 541 pág. Enc. en media piel. No a Palau. Urología, enfermedad venérea / Urology, venereal disease Sífilis. Español
 Murió en agosto de 1908.(La Vanguardia)

Destinos (1900-1908), que sepa documentar: 
1900, Sevilla; 
1904, Burgos (1ª reg. militar); 
1904,"[destinado]a la asistencia del personal y Dirección del Parque sanitario de la quinta Región"(Aragón); 
1905,Carabanchel-Madrid "Subinspectores médicos de segunda clase: D. Antonio Cordero y Ferrer, al hospital militar de Madrid-Carabanchel" 
(en 1906 -2 de junio- consta (El Liberal) una referencia explícita de agradecimiento por prestar "excelentes servicios en lá clínica de urgencia de esta corte" posterior al atentado de Mateo Morral);
1908 antonio cordero, se halla como "director accidental" del hospital militar de carabanchel (Diario oficial de avisos de Madrid. 15-6-1908, página 3.)
1908: Muere en agosto, publicándose 
"D. Antonio Cordero Ferrer,
Subinspector médico de segunda clase.
Nació en Almería en 20 de Febrero de 1848; se graduó de Licenciado en Medicina y Cirugía en Junio del 69, y en Junio del 70 obtuvo el grado de Doctor. En Febrero del 73 ingresó en el Cuerpo; en Septiembre del 78, encontrándose en operaciones contra los carlistas, recibió una herida de
bala en el labio superior con sección de la mandíbula, obteniendo el grado de Médico primero por tal herida. En Enero del 75 ascendió a Médico primero por antigüedad, y en Mayo del 76 alcanzó el grado de Médico mayor por méritos de guerra. En 1891 ascendió á Médico mayor por antigüedad, y en Octubre de 1902 ascendió á Subinspector médico, por antigüedad también.
Desde Diciembre de 1908 desempeñó el destino de encargado de liquidar la habilitación de la Plana Mayor de Sanidad Militar de la isla de Cuba. En Junio de 1905 se le destinó al hospital militar de Madrid, en cuyo cargo ha fallecido el día 6 de Agosto último.
Estaba en posesión de las condecoraciones siguientes: Cruz roja y
blanca de 1." y 2.* clase del Mérito Militar, medallas de Alfonso XII y de la guerra civil, y la cruz de Gran Oficial de la Orden Cambodge y Benemérito de la Patria. Era un excelente compañero y un buen amigo. 
Reciba su familia nuestro más sentido pésame." (Referencia aparecida en Revista de sanidad militar y la medicina militar española. 1-9-1908, página 34.).
Concluyendo: murió el 6 de agosto. Mi padre (Antonio Cordero era su abuelo-tío, o lo que fuere), contaba, en evocación, que murió "de un corte de digestión" por beber agua fría después de una operación. Argumento con el que me (nos) sermoneaba admonitorio. 
Por él - por mi padre y su recuerdo- escarbé ésto.
Un saludo: tx.

CORDERO CANO Francisco (Vera, 1815-Almería, 17-XII-1883)

CORDERO CANO Francisco (Vera, 1815-Almería, 17-XII-1883)

Médico de Almería durante 33 años. Nació en Vera. Fue bautizado en Vera el once de marzo de 1815.Sus abuelos paternos y su padre eran de Alhama de Granada. Su madre era de Vera. Licenciado en Medicina en 1839 era “médico puro”.
Era director del Balneario de Guardiavieja (Almería) en 1844.
El 16 de Noviembre de 1852, firma junto a sus compañeros, Joaquín Ramón*, Juan Lavilla*, José González* y Manuel Romero*, un escrito publicado en el Boletín de Medicina Cirugía y Farmacia de 28 de Noviembre de 1852, sobre problemática de unificación de las clases sanitarias(Véase el B.M.C.F. pp. 380-382. )
En 1858 adquiere también el título de Cirujano En la Facultad de Medicina de Granada. Ejerció en Almería como médico titular durante 33 años. Vivía en la calle de Torres. Estuvo casado con doña Francisca Meca Moreno (28-VIII-1927-16-XII-1883) teniendo tres hijos que le sobrevivieron, Francisca, Concepción y el también médico almeriense Francisco Cordero Meca (1849-1930).
 Ejercía en Almería en 1863(Del Almanaque Ilustrado de La Crónica Meridional, Almería 1863, p. 76).Vivía en la calle Torres nº2
Falleció en Almería de “congestión cerebral” a los sesenta y nueve años el 17 de Diciembre de 1883.
De él se dijo en la necrológica entre otras cosas”: Varias epidemias se sucedieron en esta ciudad durante la larga práctica del señor Cordero, y en todas ellas realizando esa serie de sacrificios y prestando esa serie de trabajos. Que solo practica y realiza el hombre llevado del amor más puro a sus semejantes”.En La Crónica Meridional de 19 de diciembre de 1883, también aparece una muy breve nota necrológica.
Y escribió Aguas minerales de Guarda Vieja: 1844 sulfurosas templadas / [director] licenciado Francisco Cordero.1844.13 hojas, 21 cms. Manuscrito firmado, en Martínez Reguera 417.



CORDERO José María ( activo a finales del siglo XIX)

CORDERO José María ( activo a finales del siglo XIX)

casino de Almería
Médico de Almería. Debe ser el médico que informaba a Jiménez Fernández en las tertulias del Casino de Almería a principios del siglo XX haber oído de su padre las diversas opiniones sobre los estragos, remedios y diversas teorías sobre el cólera de 1885 y sobre que en aquellas tertulias finiseculares habían detractores y defensores del Dr. Ferrán que allí se comentaron y discutieron los primeros descubrimientos de Pasteur y allí se discutió y se glorificó las actuaciones del joven médico almeriense Gómez Rosende que en el Hospital suministró la primera inyección intravenosa.



CORELLA CÚELLAR Emilio (finales del siglo XIX)

CORELLA CÚELLAR Emilio (finales del siglo XIX)

Médico de Cantoria en 1898.
Se anuncia así en el periódico “El Ferro-carril” de 22 de enero de 1898



jueves, 6 de octubre de 2011

LOPEZ RUBIO Antonio (+1928)


LOPEZ RUBIO Antonio (+1928)
Médico de Cantoria desde al menos 1885 hasta su muerte en 1928
Padre del también médico de Cantoria Juan López Cuesta(+1952) y abuelo del tambien medico cantoriano Adolfo López Jiménez(+2009)
Ejerciendo en Cantoria en 1885, en un “comunicado” enviado al director de La Crónica Meridional con fecha de 8 de Agosto de 1885, referida a una carta del día 7 de agosto que refiriendo a la angustiosa situación por la que pasa Cantoria debido al azote de la epidemia colérica. En este comunicado se reivindica la labor encomiable que en la asistencia a los enfermos coléricos está llevando a cabo en Cantoria el licenciado en Medicina y Cirugía D. Antonio López Rubio establecido en Cantoria, aun después de haber sido separado de su puesto de Médico Titular en Julio pasado” sin que dicha plaza haya sido provista hasta la fecha”,el doctor López Rubio se enfrenta solo, sin descanso, y con mucho riesgo para su salud, a la epidemia a pesar de la campaña suscitada contra él por parte del alcalde y los munícipes, que van de casa en casa “aconsejando” que los contratos de iguala suscritos con él fueran rescindidos.
Se le vuelve a felicitar por su trabajo en otra carta de 8 de agosto firmada por Federico R. de. Liria desde Cantoria
Médico de Cantoria en 1900.Firma un certificado de defunción de un fallecido que es enterrado en Albox en 1900
Médico de Cantoria hacia 1920, era miembro de la Sociedad de Labradores de esta villa (Libro de socios manuscrito en mi archivo personal.) Vivía en la calle Álamo. Causa baja por defunción en 1928.
(Eran también miembros de la Sociedad de labradores: el Veterinario Molina Molina, y los boticarios: Diego López Capel y Amador García Gea.).
Fallecido en 1928.

miércoles, 5 de octubre de 2011

LÓPEZ JIMÉNEZ Adolfo ( Cantoria, 1927-2009)


LÓPEZ JIMÉNEZ Adolfo ( Cantoria, 1927-2009)
Médico Titular de Cantoria.
Estudio medicina en Granada

1. Área de identificación 
1.1. Código de referencia
Signaturas canceladas: 157 - 33
ES AUG {I 143} PRINCIPAL CAJA 08346 / 033
1.2. Título
Expediente académico de Adolfo López Jiménez, natural de Cantoria, Almería
1.3. Fecha
1947 -1954
1.4. Nivel de descripción
Unidad documental compuesta
1.5. Volumen y soporte de la unidad de descripción
56h.
2. Área de contexto 
2.1. Nombre del o de los productor(es)/acumulador(es)
3. Área de contenido y estructura 
3.1. Alcance y contenido
Contiene Expediente de Grado de Licenciado en 1953-1954
Contiene ficha identificativa con fotografía
4. Área de condiciones de acceso y utilización 
4.1. Condiciones de acceso
Acceso libre
4.4. Características físicas y requisitos de utilización
Bueno
Puntos de acceso 
Personas
López Jiménez, Adolfo . Cantoria, Almería
Lugares
Ejemplo de médico rural , preocupado por el diagnóstico certero y el tratamiento adecuado solo con la anamnesis y la exploración clínicas. Escribió varios artículos de Medicina en la revista”Cínica Rural”
Dos testimonios sobre él (de su esposa y de su sobrino) ilustran la vida de este excelente compañero al que yo al menos, apreciaba mucho.Con el permiso de ambos trascribo sus bocetos biográficos

ADOLFO LÓPEZ GIMÉNEZ. UNAS NOTAS BIOGRÁFICAS. Por Ana María López Peregrín
Adolfo López Giménez era hijo de Juan López Cuesta, también médico de Cantoria, y de Carmen Giménez Saavedra. Nació en Cantoria en 1927. Como era un gran amante de la Historia, siempre le gustaba recordar y decir que su vida había transcurrido paralela a todas las etapas históricas que vivió la España del siglo XX. Nació siendo rey Alfonso XIII. Luego, los años de su vida atravesaron la República, la Guerra Civil, el Franquismo, y, ya con la monarquía de Juan Carlos I, la Transición y la Democracia. Contaba sus recuerdos de la República y de la Guerra. Buen conocedor de la Historia de España, y hombre inteligente, no se quedaba en la superficie de los hechos, sino que a través de lecturas y reflexiones trataba de comprender y entender las razones de unos y de otros. Entender los porqués de los acontecimientos históricos.


Al poco de terminar la Guerra, comienza su vida de estudiante en Cantoria. Asistía a la Academia que formaron don José Giles, don Luis Sáez y don Andrés, el párroco. Entre sus compañeros se encontraban personas tan entrañables y de tan grato recuerdo para nuestros paisanos como Pepe Liria, Joaquín Picazos, Diego Fiñana, Juan Marín o José Cano.



A los jóvenes que lean esto les resultará inconcebible, pero creo que es interesante recordar que ellos, como todos los estudiantes de aquellas generaciones, se preparaban aquí por libre, y luego se desplazaban hasta Lorca (en un viaje que entonces duraba varias horas) donde tenían que examinarse, de forma oral, de todas las asignaturas en una sola jornada.



Tras siete años de bachiller les esperaba lo que llamaríamos una reválida, que entonces se denominaba Examen de Estado, y que era una prueba temida por todos los estudiantes por su dureza. Lo hacían en la universidad de Murcia, y consistía en una parte escrita y otra oral en la cual entraban todos los temas estudiados en los siete años anteriores, y los examinandos eran acribillados a preguntas por un terrible tribunal… Aprobar ese examen por los pelos ya era un éxito importante. Él sacó un notable.



Comenzó su carrera de Medicina en la universidad de Granada a finales de los años cuarenta. Eran tiempos difíciles para todos. Sus padres pagaban los estudios universitarios de tres hijos: dos de ellos estudiantes de Medicina, y un tercero de Farmacia. Por ello se veían en serias dificultades económicas para poder sacar adelante las tres carreras. Durante sus estudios, Adolfo residió en pensiones baratas y tuvo que hacer permanentes equilibrios para estirar su asignación.



Contaba anécdotas referentes a ello, como la siguiente: un día paseando con unos compañeros metió sus manos en los bolsillos. Llevaba una chaqueta abierta por detrás, como se estilaba entonces, con lo cual, al hacer ese movimiento, dejó al descubierto la parte trasera del pantalón. Uno de los compañeros, que iba detrás, le tocó en el hombro y hablándole en voz baja le dijo: “Adolfo, sácate las manos de los bolsillos porque se te ven los remiendos del pantalón”…



También contaba cómo tenía que luchar contra el frío de los crudos inviernos granadinos, sin calefacción. Se metía en la cama vestido y así estudiaba y preparaba los exámenes.



Terminó la carrera de Medicina sin suspender ninguna asignatura. Cuando volvía a Cantoria, al finalizar el curso, su padre lo esperaba en la estación del ferrocarril, y sólo le preguntaba: “¿Cuántas?” Se refería al número de matrículas obtenidas ese año.



Muchos cantorianos desconocen que fue el número uno de su promoción. Desgraciadamente, su padre no tuvo la satisfacción de verlo: falleció el otoño de 1952, unos meses antes de que su hijo se licenciara… Presintiendo su muerte, como estaba viudo, don Juan dejó a su hermano Ramón el dinero suficiente para que Adolfo pudiera terminar sus estudios.



En estas circunstancias hace su servicio militar. Fue destinado a Burgos. De esa etapa solía recordar los terribles fríos que allí pasó. Al terminar la mili le dieron una plaza de médico interino en Cantoria. En el pueblo había ya dos doctores trabajando. Entonces, los ingresos procedían de las igualas y toda la gente estaba ya comprometida con los médicos establecidos.



Recuerdo con qué pena recibió la noticia de boca de Paco Cerrillo, encargado de visitar a la gente del pueblo: la ridícula cifra de los que estaban dispuestos a tenerlo a él como médico. Un vez más se cumplía el refrán: “Nadie es profeta en su tierra”.



Poco después se convocaron las oposiciones para médicos de APD (Asistencia Pública Domiciliaria). Se marchó a Madrid, a casa de su hermana Carmen, y allí estudió como siempre lo había hecho y lo haría en el futuro. Una de sus frases favoritas era: “un médico tiene la obligación y el deber de estar estudiando siempre. Hasta el final de sus días”. Frase que siempre aplicó a sí mismo con entusiasmo y disciplina: hasta días antes de morir aún se metía en su despacho a leer revistas médicas o libros que trajeran las últimas novedades, los últimos avances de la medicina.



Sacó las oposiciones con el número cinco entre tres mil médicos de toda España.



Entonces comenzó su definitiva vida profesional. Volvió a Cantoria, ahora como médico propietario. La casa familiar se había deshecho con la muerte del padre y la boda de su hermana María Joaquina. Él marchó a vivir a casa de su hermano Antonio, farmacéutico, que ya estaba casado con la maestra conquense Conchita Chirveches. Vivió allí hasta poco antes de casarnos.



Cuando empezó a trabajar, aún hizo visitas en caballería a los cortijos o zonas más alejadas. Aunque esto duró poco tiempo, porque enseguida hizo su aparición el “fenómeno motocicleta”. Se compró una Derbi y, posteriormente, una Ossa, que aún son recordadas y comentadas con simpatía por sus sobrinos. Esto facilitó sus salidas a Almanzora y Partaloa, pues este último pueblo había quedado sin médico. Ello contribuyó a mejorar su situación económica.



En aquellos tiempos no había servicios de Urgencias. De manera que estaba de guardia las 24 horas del día. Se ponía de acuerdo con el médico que ocupaba la otra plaza para turnarse, y así poder librar uno de cada dos fines de semana.

IGUALATORIO DE DON ADOLFO

IGUALAS DE CANTORIA


El horario era durísimo, pues se puede decir literalmente que ¡no tenía horario! Raro era el día que tras recogerse de la consulta lo dejaban comer sin que alguien llamara por alguna emergencia. A veces, en casa, sonaban al mismo tiempo la puerta principal y la de la cocina. Y, en más de una ocasión, también el teléfono lo reclamaba por partida triple y simultánea.



Lo peor eran las madrugadas. En ese tiempo, pocas noches pudo dormir sin avisos. Plena noche y toc, toc, toc… ¡Don Adolfo! Toc, toc, toc… ¡Don Adolfo!... Y don Adolfo dejaba el sueño y la cama; a veces calzaba sus zapatos sin ponerse los calcetines, y salía a la noche y al viento dispuesto a curar.



Por entonces, mediados los años sesenta, llegó al pueblo un nuevo médico, don Joaquín Pareja, y se unieron para trabajar juntos. Compraron un solar en el Paseo y levantaron, con riesgo y sacrificio, la primera clínica que hubo en Cantoria. La clínica les permitió más medios de diagnóstico, rayos X, electrocardiógrafo, amplia sala de curas… Incluso, habitaciones con camas para ingresos.



Hombre de gran vocación, enamorado de su profesión, tuvo a lo largo de su vida muchas satisfacciones personales y profesionales. Se sentía muy satisfecho de que nunca envió un enfermo a un especialista que disintiera de su diagnóstico como médico de cabecera.



También fueron numerosas las anécdotas. Alguna vez apuntó la idea de irlas recogiendo para reflejarlas en su jubilación en un libro de memorias. Pero la jubilación total nunca llegó, pues siguió manteniendo su consulta particular donde, además de a antiguos pacientes, atendía a los afiliados de las compañías de seguros de Muface. Por esta razón no se encontró en ningún momento inactivo sino que continuó estudiando para seguir ofreciendo a sus pacientes la medicina de calidad que siempre ejerció.



Una de ellas fue la siguiente: un día vinieron a llamarlo a altas horas unas personas muy asustadas porque, allá en las cuevas, a una chica le había salido, de pronto, un gran bulto entre las piernas. Subieron hasta allí, y, a la luz de un candil, pudo ver a una muchacha de unos quince o dieciséis años tumbada en la cama con las bragas puestas. Efectivamente, a través de ellas se percibía un notable abultamiento. La sorpresa del médico fue importante. Sin saber muy bien qué podría ser aquello, sacó una navaja, que le acompañaba en sus cacerías y paseos campestres, y que siempre solía llevar en el bolsillo, y rasgó el lateral de las bragas que vestía la chiquilla. ¡Cuál no sería su asombro al encontrarse, entre las piernas de la muchacha, a una criatura enroscada en posición fetal que asomaba ya casi toda la cabeza, y que a él, al pronto, le recordó a las anchoas que venían antes dentro de las aceitunas rellenas! Una vez fuera del todo la criatura y amarrado el cordón umbilical con un trozo de cuerda que había por allí, preguntó si es que no sabían que la joven estaba embarazada. ¡Nadie sabía nada!... Cuando hubo terminado su trabajo, volvió a la casa con el tiempo justo de asearse y marchar a la consulta, pero sonriendo interiormente por la forma tan peculiar que Dios le había deparado de poder ayudar a venir al mundo a una nueva criatura.



En otra ocasión, llamado de forma particular, tuvo que desplazarse a una de las cortijadas más alejadas de Cantoria. Después de atender al enfermo y hacer las curas, la mujer le preguntó



qué le debía. Él le dijo la cantidad (que era la que estipulaba el colegio médico en esos casos). La mujer, entonces, dándole pequeños y cariñosos golpes en el hombro, le decía: “¡ande ya, don Adolfo, ande ya, qué cosas tiene usted! Él le dijo: “pues mujer, haz lo que quieras”. Y se vino sin cobrar una peseta. A los dos días apareció la mujer en la casa trayendo un par de gallinas y un pequeño saco de garbanzos. Dirigiéndose al médico le dijo: “don Adolfo le traigo esto a usted, para que vea”… De manera que el médico no cobró un duro, pero en la casa, eso sí, nos hicimos un buen caldo de gallina con garbanzos.



¿Qué podré yo decir de él que no sean todo alabanzas? Fue un hombre bueno, temeroso de Dios, enamorado de su profesión, siempre absorbido por la enorme responsabilidad de su trabajo. Y esto es lo que entiendo que de su vida como médico puede interesar a nuestros paisanos.



Por último, quiero agradecer al director de la revista la ocasión que me ofrece de poner por escrito este pequeño homenaje que brindo a quien fue mi querido esposo, Adolfo López Giménez, médico de Cantoria durante más de medio siglo





IDEAL DIGITAL 27-01-2009 Escrito de Juan Chirveches (sobrino)


"Fue uno de esos profesionales de la Medicina Rural atípicos, entregados en cuerpo y alma a su labor, tal como suena. No será fácil que allá donde esté... Don Adolfo (como todos le conociamos) le dé tanto juego y le saque tanto jugo como a éste. Y es que su vida como doctor, la entregó a los demás, y su sabiduría, en constante aprendizaje hasta el final de sus días, fue testimonio en salazón de una profesión que supo, como pocos, dignificar a lo largo de su trayectoria marcada por el juramente hipocrático que le tendió el puente del reconocimiento y del homenaje póstumo del que es objeto, nunca mejor dicho, por méritos propios.
Adolfo López fue también uno de esos médicos que estuvo siempre a la altura de su profesión. Las puertas de su casa y de su consulta , abiertas las 24 horas de las noches con sus días, a emergencias y urgencias de lo más variopinto, dan fe del brillantísimo expediente de su carrera en la práctica de la teoría.
La muerte de Adolfo López Jiménez, es un nuevo tajo a esa cuerda de cáñamo que anuda la mejor tradición de la medicina rural de nuestra historia.. Y ese era su estilo: su universo prolijo.
CUÁNTAS noches, don Adolfo, el viento, la noche, el frío; cuántas noches las llamadas a la puerta, los toquidos que decía Miguel Ángel Asturias. Cuántas noches, don Adolfo, los toques a los toquidos a las tres de la mañana reclamándole para ir a visitar a alguien que había enfermado de pronto.
Cuántas noches, don Adolfo, el sueño interrumpido, el sueño, al que usted dejaba atrás como un gato de aire y de bruma ovillado sobre la piel de las sábanas; cuántas noches el lecho abandonado, el abrigo sobre el pijama y los zapatos desabrochados cubriendo sus pies sin calcetines, porque había prisa. Una urgencia.
Cuántas noches, don Adolfo, el viento, la noche, el frío. Y las tres de la mañana. Y su Seat seiscientos bordeando las ramblas de arena y soledad del Almanzora hacia lejanos cortijos donde alguna mujer se había puesto de parto o alguien vomitaba sin parar.Médico rural: «La profesión más bonita del mundo», repetía usted siempre con su vocación de hierro, con su amor por las curaciones; usted, centauro de la medicina enfrentando vientos y caminos para llevar alivio y salud a las gentes. Usted, vocación de sangre y vocación de entrañas, usted, nieto, hijo y padre de médicos, usted, médico de Cantoria durante más de medio siglo.
Cuántas noches, don Adolfo, madridista, soy testigo, los apasionantes partidos de fútbol que no vio finalizar; las agradables reuniones que tuvo que dejar; los amigos, las tapas y las cervezas que quedaron en la barra o en la mesa, abandonadas, como exvotos ofrecidos en sacrificio al dios de la Medicina. Luego, cuando volvía, simplemente preguntaba: "¿cómo ha quedado el partido?", y notábamos su contrariedad por haberse perdido el triunfo del Madrid; pero también notábamos, muy por encima de esa contrariedad, cómo brillaba en sus ojos el orgullo de la curación, del diagnóstico acertado, del deber cumplido.
Cuántas tardes, don Adolfo, nos hacía repetir a sus sobrinos el juramento de Esculapio, y nos animaba a estudiar la carrera; y a alguno que otro nos dejaba usted aterrorizados con aquella frase suya: «un médico nunca puede dejar de estudiar; un médico tiene que estar estudiando siempre: hasta el final de sus días»
Una madrugada de verano, de hace veinticinco años, un camión cayó a la vía del tren y quedó en medio, sobre los raíles. El camionero, preso de un ataque de histeria, iba, venía, corría por el Paseo, y rebotaba de un lado a otro como una enloquecida pelota humana: "¡qué viene el tren y se van a matar las criaturas!", repetía compulsivamente, una y otra vez En aquella madrugada surrealista, con un camión caído y cruzado en la vía, un camionero huracanado, una pareja de la guardia civil a la que superaba la situación, y unas cuantas personas que asistíamos a la escena sin saber qué hacer, alguien, sin embargo, supo dónde estaba la dirección correcta: "avisad a don Adolfo"Poco después, cinco de la mañana, allí estaba don Adolfo, en pijama, en zapatillas de casa, con su maletín de médico en la mano. Nos mandó acorralar al camionero y apenas podíamos sujetarlo entre cuatro o cinco mientras él lo calmaba hablándole y le inyectaba un tranquilizante. Cuando la situación comenzó a ser una acuarela pintada y encuadrada en el marco de la lógica, el camionero en razón, la guardia civil avisando a ferrocarriles y la gente retirándose a sus casas, don Adolfo subía solo por el Paseo: a las nueve abriría su consulta. Nunca lo he admirado tanto como la noche del camión.
Otra madrugada, nochevieja, año nuevo, fueron a avisarle de que había habido un accidente de circulación, con heridos, a la salida del pueblo. Cuando llegó al lugar vio a un muchacho tendido sobre el asfalto. Se acercó a él. Lo miró. Era uno de sus sobrinos. Estaba muerto. Un sobrino que llevaba su mismo nombre.
Cuántas noches, don Adolfo, entre el viento, entre la noche, entre el frío, habrá salido usted a curar enfermos. Cuánto habrán visto sus ojos, cerrados ya para siempre; cuánto habrán curado sus manos: «¡de cuántos apuros nos ha sacado, Dios mío, de cuántos apuros!», decía una mujer en el velatorio con los ojos arrasados de lágrimas.
No hace mucho le pregunté si temía la muerte. Me contestó: «Sé que estoy llegando al final; estoy en paz con Dios y con los hombres, así que no temo nada. No, sobrino, no tengo temor alguno».
Todos sabíamos, don Adolfo, que tuvo usted un brillantísimo expediente en la carrera. Que pudo aspirar a puestos de más notoriedad. Todos sabíamos que usted no movió un dedo por subir en vanidades. Que su pasión era curar, y que su vocación era ejercer entre sus paisanos. Como su padre. Como su abuelo. Médico rural: «la profesión más bonita del mundo». Y todos sabíamos que usted era uno de los grandes.
Cuántas noches, don Adolfo, el viento, la noche y el frío, que tantas veces han sido sus únicos compañeros, irán ahora a admirarle y rendirle homenaje al cementerio de Cantoria."




















martes, 4 de octubre de 2011

PÉREZ MARTÍNEZ Manuel (floruit 1832-34)


PÉREZ MARTÍNEZ Manuel (floruit 1832-34)
Médico natural de Albox.
Código de Referencia:
ES.28079.AHN/1.1.2.62.1//UNIVERSIDADES,1238,Exp.105
Titulo Nombre atribuido:
Pérez Martínez, Manuel
Fecha Formación:
1832 - 1834
Nivel de Descripción:
Unidad Documental Compuesta
ÁREA DE CONTENIDO Y ESTRUCTURA
Alcance y Contenido:
Expediente del alumno del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos. Natural de Albox (Almería). Licenciado en Medicina por Granada. Contiene: Certificaciones de estudios; Partida de Bautismo e Información de limpieza de sangre.

PERALTA OLIVER Santiago (mediados del siglo XIX)

PERALTA OLIVER Santiago (mediados del siglo XIX)

Médico de Berja.
Era hijo del abogado ugijareño Don Fermín Peralta Peralta y de la virgitana doña Carmen Oliver Enciso . AM de Berja.Libro 260, libro 4º de matrimonios, registro del 23 de febrero.Tomado de SÁNCHEZ RAMOS(1999),p.155.
Casado en 1857 con Maria Dolores Gutiérrez Sánchez .

domingo, 2 de octubre de 2011

DOCTOR INDALO

Verdadera figura del Indalo en un refugio de Vélez Balnco.Gentileza del profesor albojense Juan Pedro Rubio

INDALO

DOCTOR INDALO
Al Indalo, signo cultural por excelencia de las tierras de Almería se le confieren también poderes mágicos o profilácticos sobre el mal de ojo y otras enfermedades.. El Indalo es la reminiscencia de una figura humana prehistórica ligada a la magia y simbolismo totémico. En ciertas zonas del Sureste español se le atribuyen virtudes protectoras contra toda clase de males. Esta figura que se observa en las pinturas rupestres (Cueva de los Letreros de Vélez Blanco...etc) se llama Indalo (apócope de San Indalecio, patrono de Almería) y se ponía en las fachadas de las casas al acabar de encalarlas